MÉXICO, D.F, (apro-cimac).- La académica, feminista y consultora en
género Alicia Elena Pérez Duarte sostiene que el reciente proceso para
definir la terna de candidatas a la presidencia del Instituto Nacional
de las Mujeres (Inmujeres) no sólo fue un ejemplo de opacidad, sino
también una advertencia de que la política del Estado en materia de
igualdad va en declive.
En entrevista, la investigadora del
Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y una de las
activistas que pugnó desde 1995 por la creación de una instancia
nacional a favor de la equidad de género, alerta que en este momento ese
“edificio” que se empezó a construir desde hace 17 años a petición de
las feministas “está en peligro”.
La experta en estudios jurídicos
de género recuerda que el Inmujeres –creado el 12 de enero de 2001– es
una estructura que ha logrado introducir la perspectiva de género en la
administración pública federal, por lo que lamenta que “una pieza mal
puesta eche a perder todo lo que se ha logrado”.
Pérez Duarte
subraya que el proceso de relevo en el instituto es “oscuro, opaco y
carente de información”, luego de que la Junta de Gobierno simuló una
consulta ciudadana para conformar una terna de aspirantes –enviada a
Enrique Peña Nieto– y en la que se integró a Lorena Cruz Sánchez, quien
es defendida por la secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles,
como “la candidata del Presidente”.
Cruz Sánchez fue directora del
Consejo Estatal de la Mujer y Bienestar Social en el Estado de México
(Cemybs), mecanismo de la Secretaría de Desarrollo Social de la entidad
que sustituyó al Instituto Mexiquense de la Mujer durante la gubernatura
de Peña Nieto. Según especialistas, el Cemybs tiene una visión
meramente asistencialista.
Alicia Elena Pérez Duarte, exconsejera
del Servicio Exterior Mexicano de 1996 a 2001, afirma que al Ejecutivo
lo que le preocupa es el control de los recursos del Inmujeres, y no dar
continuidad a las políticas para el desarrollo de las mexicanas.
A
decir de la experta, el instituto representa fondos millonarios por lo
que –aseguró– ése es el verdadero interés de colocar al frente a una
persona ajena al tema de género, y sin capacidad de controlar la
estructura de esta instancia.
“Hace seis años a nadie le
interesaba el Inmujeres. Hoy Rosario Robles dice que fue ‘muy terso’ el
nombramiento de Rocío García Gaytan (durante la gestión de Felipe
Calderón). No es cierto; ella no estaba en la negociación y no puede
decirlo, pero no fue tan difícil y tan oscuro como ahorita porque hace
seis años no había el presupuesto que ahora hay”, insiste Pérez Duarte.
Para
este año, la Cámara de Diputados aprobó al Inmujeres 756 millones 508
mil pesos, a comparación de lo asignado en 2012, que ascendió a 616
millones 201 mil pesos.
“Parodia de consulta”
“Todo
el proceso (para definir la terna de candidatas) prácticamente fue tras
bambalinas. Desde la toma de posesión (de Peña Nieto) no pasó nada
hasta que alguien alzó la voz y dijo ‘Oye ya hay terna’”, relata Pérez
Duarte.
A partir de ese momento –abunda–, decenas de mujeres
preocupadas por el futuro del instituto acordaron con Rosario Robles
–integrante de la Junta de Gobierno de la dependencia–, aplazar la
integración de la terna hasta el pasado 10 de diciembre, sin embargo el
nombramiento se congeló sólo para “bajar los ánimos”, observa la ex
funcionaria.
“Nos dieron un espacio para hacer una parodia de
consulta, una convocatoria que pocas personas saben dónde salió. Aun así
tuvo una respuesta importante: se sumaron 18 nombres”, prosigue la
también fundadora del Programa Universitario de Estudios de Género de la
UNAM.
Alicia Pérez Duarte también critica que desde un inicio del
proceso de selección, las consejeras del Inmujeres acordaron que en la
terna estuvieran militantes de los tres principales partidos políticos,
lo que en su opinión “partidiza una institución que pertenece a todas
las mexicanas”.
“Ahí está la terna: Milagros (Herrero Buchanan),
del PAN; Teresa (Incháustegui Romero), del PRD, y Lorena (Cruz Sánchez),
del PRI. Si no es una Comisión del Congreso –cuestiona la experta–.
Ninguna de las tres, desde mi punto de vista, cubre el perfil (para
dirigir el instituto)”.
Incháustegui fue diputada presidenta de la
Comisión Especial del Feminicidio en la pasada Legislatura, mientras
que Herrero Buchanan es la actual directora de Vinculación de la
Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las
Mujeres.
La exfiscal de delitos contra mujeres de la Procuraduría
General de la República aclara que no demerita el trabajo de cada una de
ellas, pero sostiene tajante que ninguna de las tres tiene las
herramientas ni el peso político para dirigir el desarrollo de las
mujeres a nivel nacional.
“El instituto no fue pensado como una
institución partidista, y jamás me he opuesto a que la titular sea afín
al Presidente. No me opondría a que fuera una priista, pero sí necesita
ser una persona que pueda dialogar con el Presidente y que también
genere consensos con todos los partidos y con toda la población, mujeres
y hombres”.
En tono irónico, Pérez Duarte pregunta si alguien
cree que Peña Nieto se decidirá por Teresa Incháustegui si como diputada
lo denunció, “con justa razón”, por el feminicidio en el Edomex; o si
nombrará a Milagros Herrero, quien carece de presencia política a nivel
nacional y “difícilmente” podría negociar con secretarios de Estado como
el titular de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.
Por eso, la
especialista llama al Ejecutivo a desechar la terna y colocar a alguien
con liderazgo que sepa hacer gestión política y manejar los recursos
del Inmujeres.
Bajar perfil, el objetivo
Pérez
Duarte lamenta el trato que se le da a una institución forjada por el
movimiento amplio de mujeres y cuya tarea es impulsar la igualdad de
oportunidades. Considera que con la eventual imposición de Lorena Cruz
se lograría de facto lo que el gobierno de Peña Nieto pretendía al
intentar sectorizar el Inmujeres a la Secretaría de Desarrollo Social.
“En los hechos bajarían el perfil del instituto y lo integrarían a la asistencia social”, advierte.
Como
parte de la opacidad en el proceso de relevo, la académica –quien
integró el expediente de la candidatura de la ex gobernadora de Yucatán
Dulce María Sauri– criticó que hubiera una “instrucción clara” de la
Junta de Gobierno del Inmujeres para relegar a la impulsora del Programa
Nacional de la Mujer en 1995.
Autocrítica, Pérez Duarte reconoce
que las feministas de la sociedad civil actuaron con dilación en el
proceso de relevo, y que las consejeras del instituto fueron
“permisivas” de un proceso turbio.
Concluye:
“La lucha no es contra Peña Nieto, es contra el patriarcado. Se trata de sostener y mantener (al Inmujeres)”.
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