jueves, 21 de octubre de 2010

¿Quién es la jefa policial de veinte años?

jueves 21 de octubre, 09:59 AM
MÉXICO, D.F., octubre 21 (EL UNIVERSAL).- Ya la llaman en España la mujer más valiente de México, y la ponen en el rango de la Reina del Pacífico, pero del lado bueno de la ley. Su nombre es Marisol Valles García, tiene veinte años y este lunes asumió la jefatura de policía de Práxedis Guerrero, en el Valle de Juárez, Chihuaha; en una de las regiones más violentas de México.
La joven tendrá a su cargo tendrá a 13 policías, diez de ellos son mujeres y sólo tres están armados. En el inventario de la comandancia hay una patrulla, tres rifles automáticos y una pistola.
Es casada, es madre de un bebé de meses, estudió criminología en Ciudad Juárez y está escribiendo su tesis. Conoce bien la zona: "los habitantes tienen miedo, pero cambiaremos ese miedo por seguridad" dice convencida a la prensa local e internacional.
Es más bien delgada, pequeña, de cara afilada y ojos oscuros. Porta lentes de pasta y suele llevar el cabello suelto. Tiene una mirada más bien serena.
Una virgen de Guadalupe vigila el que ya es su escritorio. Hay una rosa roja en su porta lápices y sobre su computadora hay una canasta de mimbre.
Cerca de su escritorio hay un letrero que dice "Atención agentes. Agentes que falten de traer su papelería traerla lo más pronto posible. Agentes traer su cartilla liberada (necesario para darlos de alta)."
Hay otro letrero que recuerda a un compañero caído: "Descansa en paz, Jesús Manuel Holguín Ch, catorce de mayo de 1978 - primero de mayo de 2009. Dios con nosotros de origen bíblico."
El mensaje se refiere al comandante de la Secretaría Pública del municipio de Práxedis G. Guerrero, Jesús Manuel Holguín quien murió por las lesiones que le causó un arma de fuego cuando tres hombres atentaron contra su vida.
Ocurrió en el mismo municipio en el que ahora manda Marisol.
El alcalde de Praxedis G. Guerrero, José Luis Guerrero, dijo que Marisol cumple con el perfil y que aunque es joven, tiene "valores y los principios" necesarios para ocupar el cargo.
Durante su nombramiento, se aclaró que la función de Valles no será la de combatir el narcotráfico, pues para eso hay otras instancias como la policía federal y el ejército, sino encargarse de la prevención del delito en la comunidad.
''Mi gente está allá afuera, yendo de puerta en puerta, buscando delincuentes y, donde no hay, tratando de enseñar valores a las familias'', dijo antes de su presentación el miércoles.
Valles García tomó el cargo por falta de candidatos, y es que Práxedis es una zona caliente: tiene ocho mil habitantes y los cárteles de Juárez y de Sinaloa se disputan su única carretera como corredor de droga.
En esa misma semana fue asesinado Rito Grado Serrano, alcalde de El Porvenir, un poblado cercano a Práxedis, por lo que Valles también vigilará la seguridad de ese lugar.
El cuartel que será su base de operaciones ha sido rafagueado. Las agencias internacionales de noticias notaron durante la presentación de Marisol que las paredes tienen hoyos de bala recubiertos por pintura.
EL UNIVERSAL publicó una investigación acerca de los desplazados por la violencia del narco. Uno de sus capítulos se realizó en Práxedis y allí, los reporteros pudieron constatar que mucha gente ha abandonado el municipio por la inseguridad, y de una manera casi cavernaria, los delincuentes han quemado las casas de quienes huyeron para que no vuelvan más. (Con información de agencias).

sábado, 16 de octubre de 2010

Declaración sobre los ataques de ultraderecha durante el XXV Encuentro Nacional de Mujeres
Paraná, Argentina

14 de octubre de 2010

Como participantes de EEUU en el XXV Encuentro Nacional de Mujeres en Paraná, Argentina, denunciamos los ataques de la derecha católica contra feministas en los talleres sobre "Mujeres Anticoncepción y Aborto", los cuales causaron varias lesiones y la hospitalización de una activista.

Este Encuentro es una conquista de las mujeres argentinas y es un importante foro para el intercambio de experiencias así como para crear estrategias sobre la manera de mejorar los derechos fundamentales de las mujeres como seres humanos integrales. La infiltración del Encuentro por parte de fanáticos religiosos, ataque provocador y peligroso contra la libertad de expresión, fue una flagrante violación del derecho de las mujeres a involucrarse en las muy necesarias discusiones sobre la forma de conquistar el derecho básico a controlar sus propios cuerpos.

A lo largo de las últimas cuatro décadas, las mujeres latinoamericanas han logrado grandes victorias en el acceso a los anticonceptivos y al aborto. Los católicos de ultraderecha aparentemente piensan que es su misión el dar marcha atrás y revertir las victorias tan difícilmente logradas de las mujeres.

El fundamentalismo religioso de derecha aumentó a nivel internacional en la década de 1970 como reacción al surgimiento revolucionario en todo el mundo. Hoy día, es fomentado por la crisis económica mundial y por la dependencia del capitalismo de la mano de obra gratuita y barata de las mujeres para obtener ganancias millonarias.

El cada vez mayor número de reaccionarios religiosos cuenta con frecuencia con la total complicidad de los gobiernos burgueses, incluyendo a la presidenta argentina, Cristina Kirchner. Como resultado del sudor y los sacrificios no renumerados de las mujeres en casa, donde producen y cuidan a la siguiente generación de trabajadores, y debido a su condición de trabajadoras con ínfima remuneración en la fuerza de trabajo, fluye libremente una gran riqueza y ganancias a nivel mundial, las cuales mantiene a flote al capitalismo y a sus gobiernos amigos.

Apoyamos a las mujeres de toda América Latina que se rehúsan a darse por vencidas ante la represión de la derecha. En el Encuentro de Paraná, las feministas dijeron ¡No más! ante la provocación de infiltrados apoyados por la Iglesia y físicamente los echaron del edificio donde se celebraban los talleres sobre "Anticoncepción y Aborto". Esa misma noche, miles de participantes del Encuentro organizaron una marcha que cubría 10 manzanas en la cual se entonaban cantos contra la dictadura de la Iglesia y a favor del derecho de las mujeres a tomar decisiones acerca de su propio cuerpo, incluyendo el derecho al aborto. La complicidad entre el gobierno de Kirchner y la derecha tuvo la consecuencia de la presencia de la policía y las fuerzas militares que se asentaron frente a las iglesias para "protegerlas" de los manifestantes.

Como socialistas feministas de los EEUU, nos inspira la militancia y la tenacidad que las mujeres argentinas demostraron este pasado fin de semana. Nosotras estamos involucradas en una lucha similar contra los ultra-católicos y los protestantes evangélicos en nuestra propia tierra y estamos defendiendo las clínicas de aborto contra los ataques en todo el país. Durante 40 años, nuestras organizaciones, las Mujeres Radicales y el Partido de Libertad Socialista, han organizado frentes unidos con otros grupos e individuos contra las campañas de la derecha que atacan a las mujeres, las lesbianas y los gays, los negros, los judíos y los activistas radicales. Hemos aprendido que las feministas, los sindicalistas y las minorías raciales y étnicas de todas las perspectivas políticas debemos colaborar para vencer a nuestro enemigo común.

Apoyamos el llamado de las feministas argentinas por el aborto legal, seguro y gratuito y por la separación de la Iglesia y del Estado.

¡No más ataques de la derecha contra el Encuentro de Mujeres!
¡Que viva el feminismo mundial!
Emily Woo Yamasaki Mujeres Radicales, Estados Unidos
625 Larkin Street #202
San Francisco, CA 94109
RadicalWomenUS@gmail.com
www.RadicalWomen.org
Laura Mannen Partido de Libertad Socialista, EEUU
4710 University Ave. NE #100
Seattle, WA 98105
fspnatl@igc.org
www.socialism.com

miércoles, 13 de octubre de 2010

El 'nasciturus' MARIO VARGAS LLOSA

DeDulce Maria Lopez Vega para: Pacto nacional por la vida, la libertad y los derechos de las mujeres.

OPINIÓN
Domingo  11 octubre 1998 - Nº 891

El Congreso de los Diputados, en España, ha rechazado por un voto una ampliación de la ley del aborto que hubiera añadido, a las tres causales ya legitimadas para la interrupción del embarazo (violación, malformación del feto o peligro para la salud de la madre) un cuarto supuesto, social o psicológico, semejante al que, con excepción de Irlanda y Portugal, admiten todos los países de la Unión Europea, cuyas legislaciones, con variantes mínimas, permiten el aborto voluntario dentro de los tres primeros meses de gestación.
 El resultado de la votación fue una gran victoria de la Iglesia Católica, que se movilizó en todos los frentes para impedir la aprobación de esta ley. Hubo un tremebundo documento de la Conferencia Episcopal titulado Licencia aún más amplia para matar a los hijos que fue leído por veinte mil párrocos durante la misa, rogativas, procesiones, mítines y lluvia de cartas y llamadas a los parlamentarios (campaña que resultó eficaz, pues cuatro de ellos, cediendo a la presión, cambiaron su voto).
Muchos intelectuales católicos, encabezados por Julián Marías -para quien la aceptación social del aborto es una de las peores tragedias de este siglo-, intervinieron en el debate, reiterando la tesis vaticana según la cual el aborto es un crimen perpetrado contra un ser indefenso, y, por lo mismo, una salvajada intolerable no sólo desde el punto de vista de la fe, también de la moral, la civilización y los derechos humanos.
Está dentro de los usos de la democracia que los ciudadanos se alisten en acciones cívicas en defensa de sus convicciones, y es natural que los católicos españoles lo hayan hecho con tanta beligerancia, en un tema que afecta sus creencias de manera tan íntima. En cambio, quienes estaban a favor del cuarto supuesto -en teoría, la mitad de la ciudadanía- permanecieron callados o se manifestaron con extraordinaria timidez en el debate, trasluciendo de este modo una inconsciente incomodidad.
 También es natural que sea así. Ocurre que el aborto no es una acción que entusiasme ni satisfaga a nadie, empezando por las mujeres que se ven obligadas a recurrir a él. Para ellas, y para todos quienes creemos que su despenalización es justa, y que han hecho bien las democracias occidentales -del Reino Unido a Italia, de Francia a Suecia, de Alemania a Holanda, de Estados Unidos a Suiza- en reconocerlo así, se trata de un recurso extremo e ingrato, al que hay que resignarse como a un mal menor.
La falacia mayor de los argumentos antiabortistas, es que se esgrimen como si el aborto no existiera y sólo fuera a existir a partir del momento en que la ley lo apruebe. Confunden despenalización con incitación o promoción del aborto y, por eso, lucen esa excelente buena conciencia de "defensores del derecho a la vida".

La realidad, sin embargo, es que el aborto existe desde tiempos inmemoriales, tanto en los países que lo admiten como en los que lo prohíben, y que va a seguir practicándose de todas maneras, con total prescindencia de que la ley lo tolere o no. Despenalizar el aborto significa, simplemente, permitir que las mujeres que no pueden o no quieren dar a luz, puedan interrumpir su embarazo dentro de ciertas condiciones elementales de seguridad y según ciertos requisitos, o lo hagan, como ocurre en todos los países del mundo que penalizan el aborto, de manera informal, precaria, riesgosa para su salud y, además, puedan ser incriminadas por ello.
 Significa, también, reducir la discriminación que, de hecho, existe en este dominio. Donde está prohibido el aborto, la prohibición sólo tiene algún efecto en las mujeres pobres. Las otras, lo tienen a su alcance cuantas veces lo requieran, pagando las clínicas y los médicos privados que lo practican con la discreción debida, o viajando al extranjero. Las mujeres de escasos recursos, en cambio, se ven obligadas a recurrir a las aborteras y curanderos clandestinos, que las explotan, malogran, y a veces las matan.
Es absolutamente ocioso discutir sobre si el nasciturus, el embrión de pocas semanas, debe ser considerado un ser humano -dotado de un alma, según los creyentes- o sólo un proyecto de vida, porque no hay modo alguno de zanjar objetivamente la cuestión. Esto no es algo que puede determinar la ciencia; o, mejor dicho, los científicos sólo pueden pronunciarse en un sentido o en otro no en nombre de su ciencia, sino de sus creencias y principios, igual que los legos. Desde luego que es respetabilísima la convicción de quienes sostienen, guiados por su fe, que el nasciturus es ya un ser humano imbuido de derechos, cuya existencia debe ser respetada. Y también lo es que, coherentes con sus principios, los publiciten y traten de ganar adeptos para su causa.
Sería un atropello intolerable que, por una medida de fuerza, como ocurrió en la India de Indira Ghandi, o como ocurre todavía en China, una madre sea obligada a abortar. Pero ¿no lo es, igualmente, que sea obligada a tener los hijos que no quiere o no puede tener, en razón de creencias que no son las suyas, o que, siéndolo, impelida por las circunstancias, se ve inducida a transgredir? Ésta es una delicada materia, que tiene que ver con el meollo mismo de la cultura democrática.
 La clave del problema está en los derechos de la mujer, en aceptar si, entre estos derechos, figura el de decidir si quiere tener un hijo o no, o si esta decisión debe ser tomada, en vez de ella, por la autoridad política. En las democracias avanzadas, y en función del desarrollo de los movimientos feministas, se ha ido abriendo camino, no sin enormes dificultades y luego de ardorosos debates, la conciencia de que a quien corresponde decidirlo es a quien vive el problema en la entraña misma de su ser, que es, además, quien sobrelleva las consecuencias de lo que decida. No se trata de una decisión ligera, sino difícil y a menudo traumática.
 Un inmenso número de mujeres se ven empujadas a abortar por ese cuarto supuesto, precisamente: unas condiciones de vida en las que traer una nueva boca al hogar significa condenar al nuevo ser a una existencia indigna, a una muerte en vida. Como esto es algo que sólo la propia madre puede evaluar con pleno conocimiento de causa, es coherente que sea ella quien decida.

Los gobiernos pueden aconsejarla y fijarle ciertos límites -de ahí los plazos máximos para practicar el aborto, que van desde las 12 hasta las 24 semanas (en Holanda) y la obligación de un periodo de reflexión entre la decisión y el acto mismo-, pero no sustituirla en la trascendental elección. Ésta es una política razonable que, tarde o temprano, terminará sin duda por imponerse en España y en América Latina, a medida que avance la democratización y la secularización de la sociedad (ambas son inseparables).
Ahora bien, que la despenalización del aborto sea una manera de atenuar un gravísimo problema, no significa que no puedan ser combatidas con eficacia las circunstancias que lo engendran. Una manera importantísima de hacerlo es, desde luego, mediante la educación sexual, en la escuela y en la familia, de manera que mujer alguna quede embarazada por ignorancia o por no tener a su alcance un anticonceptivo. Uno de los mayores obstáculos para la educación sexual y las políticas de control de la natalidad ha sido también la Iglesia Católica, que, hasta ahora, con algunas escasas voces discordantes en su seno, sólo acepta la prevención del embarazo mediante el llamado "método natural", y que, en los países donde tiene gran influencia política -muchos todavía, en América Latina- combate con energía toda campaña pública encaminada a popularizar el uso de condones y píldoras anticonceptivas.
 Se impone una última reflexión, a partir de lo anterior, sobre este delicado tema: las relaciones entre la Iglesia Católica y la democracia. Aquélla no es una institución democrática, como no lo es, ni podría serlo, religión alguna (con la excepción del budismo, tal vez, que es una filosofía más que una religión). Las verdades que ella defiende son absolutas, pues le vienen de Dios, y la trascendencia y sus valores morales no pueden ser objeto de transacciones ni de concesiones respecto a valores y verdades opuestos.
Ahora bien: mientras predique y promueva sus ideas y sus creencias lejos del poder político, en una sociedad regida por un Estado laico, en competencia con otras religiones y con un pensamiento a-religioso o anti-religioso, la Iglesia Católica se aviene perfectamente con el sistema democrático y le presta un gran servicio, suministrando a muchos ciudadanos esa dimensión espiritual y ese orden moral que, para un gran número de seres humanos, sólo son concebibles por mediación de la fe. Y no hay democracia sólida, estable, sin una intensa vida espiritual en su seno.
Pero si ese difícil equilibrio entre el Estado laico y la Iglesia se altera y ésta impregna aquél, o, peor todavía, lo captura, la democracia está amenazada, a corto o mediano plazo, en uno de sus atributos esenciales; el pluralismo, la coexistencia en la diversidad, el derecho a la diferencia y a la disidencia.
 A estas alturas de la historia, es improbable que vuelvan a erigirse los patíbulos de la Inquisición, donde se achicharraron tantos impíos enemigos de la única verdad tolerada. Pero, sin llegar, claro está, a los extremos talibanes, es seguro que la mujer retrocedería del lugar que ha conquistado en las sociedades libres a ese segundo plano, de apéndice, de hija de Eva, en que la Iglesia, institución machista si las hay, la ha tenido siempre confinada.
Mario Vargas LLosa




miércoles, 6 de octubre de 2010

Erradicar misoginia y sexismo, tarea pendiente de medios de información

Organiza la SCJN foro internacional sobre esta temática
Periódico La Jornada
Sábado 2 de octubre de 2010, p. 14
Los medios de comunicación no son motor de cambio sino una rémora para la transformación de paradigmas de equidad entre hombres y mujeres, por lo que es necesario modificar los esquemas de la prensa en cuanto a perspectiva de género para avanzar hacia la erradicación del sexismo y la misoginia, señaló Joana Gallego, investigadora de la Universidad de Barcelona, al participar en el primer Foro Internacional Género, Justicia y Medios de Comunicación, organizado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
Criticó la manera en que los medios impresos destacan en titulares los logros de los hombres en sus distintas actividades, y a las mujeres no se les reconocen sus esfuerzos, y en lugar de ello les ponen títulos como princesas o reinas en alguna rama del conocimiento humano o actividades deportivas, políticas o académicas.
Joana Gallego resaltó que los medios de comunicación, tan importantes para los cambios sociales, en cuestiones de género se traducen en obstáculos para avanzar en ese aspecto.
Patricia Castañeda, del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México, hizo un llamado para que los medios actúen con responsabilidad social respecto de las mujeres, y contribuyan a la conciencia ciudadana para poner fin a los usos de imágenes sexistas, ya que la información debe terminar con la desigualdad entre hombres y mujeres.
En el acto, realizado en la sede alterna de la SCJN que se localiza en el centro de la ciudad de México, Karen Boyle, investigadora de la Universidad de Glasgow, Escocia, indicó que es necesario que los medios tomen mayor conciencia de la difusión que realizan de imágenes pornográficas, ya que en todo el mundo cada vez se está convirtiendo en algo legítimo su utilización, a pesar de que existen abusos que no sólo involucran a los actores que participan en la filmación de cintas, sino que atentan contra los derechos de otras personas.
Gustavo Castillo García, La Jornada 02/10/2010

lunes, 4 de octubre de 2010

El Estado mexicano deberá reparar y sancionar daños por la tortura y violación sexual de Inés y Valentina.

El Estado mexicano es responsable de la tortura y
  violación sexual de Inés y Valentina, deberá reparar y
  sancionar daños: CoIDH
•    La sentencia emitida por la Corte
  Interamericana de Derechos Humanos (CoIDH) reconoce
  públicamente la palabra de las mujeres me´phaa que
  buscaron justicia por más de 8 años.
  •    El Estado mexicano deberá
  reparar íntegramente y con prontitud los daños ocasionados
  e  investigar y  castigar a los responsables en la
  justicia civil.
  •    Los fallos responsabilizan al Estado
  de que las sentencias no detonen nuevas represalias.
Tlapa de Comonfort, a 1  de octubre de 2010.- La Corte
  Interamericana de Derechos Humanos (CoIDH) notificó esta
  tarde las dos sentencias en las que condena al Estado
  mexicano por las violaciones sexuales que las indígenas
  me´phaa Inés Fernández Ortega y Valentina Rosendo Cantú
  sufrieron en 2002. En ella señala que el Estado debe
  reparar los daños íntegramente, garantizar la seguridad
  futura de Inés y Valentina, castigar a los responsables en
  la justicia civil y adecuar la legislación y práctica
  interna en torno a los tratados internacionales para que lo
  sucedido a Inés y Valentina no vuelva a suceder.
   Las sentencias que hoy se notificaron son primordialmente
  un reconocimiento a la búsqueda de justicia de las mujeres
  indígenas me´phaa Inés Fernández y Valentina Rosendo.
  Las sentencias reconocen como hecho incontrovertible que
  Inés y Valentina fueron violadas sexualmente y torturadas
  por soldados del Ejército mexicano Estado mexicano en las
  comunidades de Barranca Bejuco y Barranca Tecuani, ubicadas
  en el municipio de Ayutla de Los Libres, en la
  Costa-Montaña de Guerrero y que el Estado mexicano les
  negó la justicia. Cabe recordar que la posición del Estado
  en el litigio de estos casos había sido la de negar la
  violencia sufrida por las víctimas y, con ello, poner en
  entredicho la veracidad de su testimonio.
   Ambas sentencias establecen que, al no procurar justicia en
  ambos casos y garantizar la impunidad de los responsables
  –que actualmente están siendo investigados por el fuero
  militar- el Estado es directamente responsable  de
  haber violado el derecho a una vida libre de violencia; a no
  ser torturada; a la integridad personal de los familiares de
  Ias víctimas; a la protección de la dignidad y la vida
  privada; a las garantías judiciales y a la protección
  judicial. También ha incumplido con la obligación de
  adecuar la ley interna con los tratados internacionales. De
  acuerdo con la Convención Americana sobre Derechos Humanos,
  las sentencias son definitivas y no pueden ser impugnadas
  por el Estado.
  Las sentencias señalan que el Estado debe reparar el daño
  integralmente, involucrando a los tres niveles de gobierno y
  a los tres poderes, de tal forma que la voz de las víctimas
  sea escuchada. Fundamentalmente, las medidas ordenadas por
  la Corte se relacionan con: la investigación eficaz de las
  violaciones sexuales y el procesamiento de los militares
  responsables en la justicia civil, en condiciones de
  seguridad para las víctimas;  realización de
  procedimientos disciplinarios para los funcionarios que, con
  su negligencia, obstaculizaron el avance de las
  investigaciones; la reparación material del daño; y, la
  garantía de que  hechos similares no vuelvan a suceder
  a otras mujeres, mediante la provisión de servicios
  médicos adecuados para mujeres víctimas de violencia
  sexual; la continuación en la estandarización de un
  protocolo de actuación respecto de la atención e
  investigación de violacione
  s sexuales; y la capacitación de funcionarios.
  La Corte también ha fijado como medidas de satisfacción
  para las víctimas la publicación de las partes pertinentes
  de la sentencia (en español y me’phaa), el reconocimiento
  público de responsabilidad llevado a cabo por las más
  altas autoridades federales y estatales y la provisión de
  una atención médica y psicológica a ellas y a sus
  familiares. Dadas las situaciones particulares de los casos,
  la Corte ha establecido que es necesario el consentimiento
  expreso de las víctimas en la publicidad de algunas de
  estas medidas.
  De igual manera, la Corte reconoce la importancia del rol
  que Inés y Valentina jugaban en su comunidad y la
  afetación a la misma a partir de los hechos. Por ello, ha
  ordenado el establecimiento de un centro comunitario para la
  mujer, en el que se desarrollen actividades  de
  promoción de los derechos humanos y derechos de la mujer en
  ese ámbito.
  Los casos de Inés y Valentina son paradigmáticos pues
  tocan puntos nodales sobre la situación actual de los
  derechos humanos en México: los abusos ocasionados por la
  militarización de la vida pública; la falta de acceso a la
  justicia para las mujeres y los obstáculos y amenazas que
  enfrentan las y los defensores de los derechos de los
  pueblos indígenas. En las condiciones más adversas y a
  pesar de las amenazas que han sufrido, Inés y Valentina
  perseveraron en denuncia por lo ocurrido durante ocho
  años.
  Entre las medidas, cuya adopción contribuirá a que
  ninguna mujer vuelva a experimentar lo vivido por Inés y
  Valentina, la CoIDH reiteró la orden de reformar al sistema
  de justicia militar para acotar el fuero; el fortalecimiento
  de las capacidades de las instancias de atención integral
  de la violencia de género en Guerrero y el reforzamiento de
los servicios médicos para mujeres víctimas.
   Para las víctimas es prioritario que el cumplimiento de
  estas medidas no les genere nuevos riesgos. Estos temores se
  fundan en que las sentencias, además de fincar
  responsabilidad al Estado, ordenan una investigación que
  deberá traducirse en la captura, procesamiento y sanción
  de los militares responsables. Frente a este escenario,
  demandamos que el Estado asuma la responsabilidad de
  asegurar que Inés y Valentina puedan reconstruir su
  proyecto de vida y puedan vivir con tranquilidad.
 El Estado mexicano está obligado a cumplir íntegramente
  las sentencias. En este sentido, preocupa que en casos
  similares (casos Rosendo Radilla y Campo Algodonero) esta
  obligación ha sido ignorada. Ello es  aún más
  importante en tanto que los casos denunciados evidencian una
  exclusión histórica en el estado de Guerrero,  así
  como problemáticas estructurales de violencia contra las
  mujeres y, sobre todo, la insistencia en el juzgamiento de
  delitos relacionados con violaciones de derechos humanos por
  la jurisdicción militar.
  Por tanto, demandamos que en lo inmediato se implementen
  acciones concretas que muestren que las resoluciones se
  cumplirán con seriedad. Sólo una respuesta eficaz y
  responsable evidenciará el compromiso del Estado de que
  estos hechos no se repitan y, sobre todo, estará a la
  altura de la prolongada y tortuosa búsqueda de justicia de
  Inés y Valentina y paliará, en la medida en ello sea
  posible, el inmenso daño que el Estado mexicano les
  causó.
 Antecedentes sobre los casos
 El 16 de febrero del 2002, Valentina, de 17 años de edad,
  fue abordada por ocho soldados del 41 Batallón de
  Infantería mientras se encontraba lavando en un
  arroyo  Barranca Bejuco. Los soldados le preguntaron
  por el paradero de hombres “encapuchados”. Cuando
  respondió que no conocía a ninguno, le apuntaron con sus
  armas y la amenazaron. Un soldado golpeó a Valentina; otro
  le jaló el pelo mientras la seguía interrogando.
  Finalmente, ante la mirada del resto de los soldados, dos de
  ellos la violaron sexualmente.
  Veintinueve días después, el 22 de marzo de 2002, Inés
  Fernández Ortega, de 25 años de edad, también fue atacada
  cuando se encontraba en su cocina mientras sus cuatros hijos
  e hijas jugaban en el cuarto contiguo. Once militares se
  presentaron en su casa, ubicada en Barranca Tecuani. Tres de
  ellos entraron a la cocina mientras apuntaban a Inés con
  sus armas y la interrogaban sobre su marido, integrante de
  la Organización del Pueblo Indígena Me’phaa (OPIM). La
  obligaron a tirarse al suelo y un militar se puso encima de
  ella violándola sexualmente.
  Rompiendo el silencio y con el apoyo de la OPIM, Inés y
  Valentina denunciaron lo ocurrido. Para informar sobre lo
  currido al Ministerio Público del fuero común caminaron
  más de ocho horas. Pero lejos de encontrar justicia, sus
  casos fueron turnados al fuero militar. A pesar de que ambas
  presentaron amparos solicitando a las autoridades militares
  que declinen la competencia de su caso, este les fue negado.
  En el caso de Inés, además, el Ministerio Público perdió
  negligentemente pruebas fundamentales.
   Inés y Valentina determinaron acudir al Sistema
  Interamericano de Derechos Humanos. Después de 4 años de
  análisis de sus casos, el 12 de octubre de 2007, fueron
  escuchadas en una Audiencia pública. La Comisión
  Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) emitió un informe
  que nunca fue acatado por el Estado mexicano. Por eso, los
  casos fueron turnados a la CoIDH. Durante este tiempo, Inés
  y Valentina, así como sus familiares, comunidades y
  abogados fueron amenazadas reiteradamente para que
  desistieran de su demanda. Particularmente, la OPIM fue
  agredida con ese fin y dos de sus dirigentes, Obtilia
  Eugenio Manuel Y Cuahutemoc Ramírez Rodríguez, tuvieron
  que dejar el estado; otros cinco integrantes fueron
  encarcelados injustamente; y Lorenzo Fernández Ortega,
  ntegrante de la organización y hermano de Inés, fue
  asesinado. La CoIDH reconoció esta situación de peligro y
  emitió medidas provisionales
  para Inés Fernández y un total de 107 defensores de
  derechos humanos en Guerrero el 9 de abril de 2009. En
  febrero de 2010 también las emitió para Valentina y su
  hija. A pesar de encontrarse en riesgo su vida, el 15 de
  abril de este 2010, Inés Fernández Ortega sentó en el
  banquillo de los acusados al Estado mexicano. El 28 de mayo
  lo hizo Valentina Rosendo.
  Las sentencias notificadas el día de hoy reconocen su
  búsqueda de justicia responsabilizando al Estado de las
  violaciones cometidas en su contra. Se trata de la cuarta y
quinta sentencia dictada contra el Estado Mexicano por la
  CoIDH. Las anteriores permanecen con un saldo de
  incumplimiento grave. Por ello,  el Centro por la
  Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL),  la
  Organización del Pueblo Indígena Me´phaa (OPIM) y el
  Centro de Derechos Humanos Tlachinollan, exigimos que la
  sentencia sea cumplida en todos sus extremos.
  Para mayor información comunicarse con:
  Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL)
  – TEL (506) 2280 7473
  Centro de Derechos Humanos de la Montaña
  “Tlachinollan” – TEL : (52) 757 476 12 20

viernes, 1 de octubre de 2010

Piden más recursos para instituciones que atienden a mujeres

Analizarán legisladoras distribución de presupuesto etiquetado

Por Anayeli García Martínez

México, DF. 30 sep. 10 (CIMAC).- El presupuesto etiquetado para la igualdad entre mujeres y hombres, del proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2011 (PEF), preve destinar 2 mil 599.7 millones de pesos (mdp) para salud, mientras que las Secretarías de la Defensa Nacional, de Marina y Seguridad Pública, recibirán más de 100 mil millones de pesos (mmdp).

Ante esta situación, organismos como el Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva (CNEGySR), el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias y el Instituto Nacional de Cancerología, pidieron a las integrantes de la Comisión de Equidad y Género de la Cámara de Diputados, que consideren los rezagos en materia de salud a la hora de asignar los recursos.

Durante la Mesa Interinstitucional para el Presupuesto por la Igualdad de Género, con funcionarios de la Secretaría de Salud (SS), que se llevó cabo este miércoles, Patricia Uribe Zúñiga, directora del CNEGySR y Fernando Chacon Sosa, director general de Programación, Organización y Presupuesto de la SS, pidieron a las legisladoras más recursos para las instituciones de salud que atienden mujeres.

Informaron que de los 2 mil 635 mdp que en la Cámara de Diputados asignó en 2009 para atender la salud de las mujeres, hasta el mes de agosto se autorizó la erogación de mil 673 mdp. De éstos últimos se han ejercido mil 417 millones, lo que representa un avance del 85 por ciento.

Pese a estos avances, los funcionarios reconocieron que los programas que presentan mayor rezago son el de adicciones, y el de cáncer cérvico uterino y mamario. Esto pese a que desde 2006 el cáncer de mamá causa la muerte de una mujer cada dos horas, por lo cual es la primera causa de muerte en mujeres, mientras que el cérvico uterino, es la segunda.

Chacon Sosa señaló que faltan por ejercer 256 mdp, sin embargo dijo, esperan concluir el pago de licitaciones pendientes a finales de este año. De la cantidad que aún no se ejerce, precisó que 112 millones de pesos son para cáncer cérvico-uterino y cáncer mamario.

Por su parte, la directora del CNEGySR, dijo que esta institución tiene distintos programas, entre ellos, salud maternal, cáncer cérvico uterino y mamario, violencia y salud reproductiva.

Así, explicó que aunque el año pasado, la Comisión de Equidad y Género buscó que se le asignaran 300 mdp a esta institución para el programa de Prevención y atención a los cánceres cérvico uterino y mamario, el CNEGySR recibió 273.8 millones, mientras que el Instituto Nacional de Nutrición recibió 5 millones, el de Perinatología 10.2 millones y el Hospital de la mujer 11 millones.

De acuerdo con las diputadas, Martha Elena García Gómez, Lucila Gallegos Camarena y Teresa Incháustegui Romero, esto no lo sabían y pensaban que ese dinero iba integro al Centro, por lo cual pidieron les hicieran llegar la información que los funcionarios presentaron.

La diputada Incháustegui Romero, recordó que en el actual PEF 2011, se busca aumentar los recursos en rubros como seguridad, mientras que en temas de salud, donde aún hay rezagos en muerte materna, el impulso no es el mismo, por ello analizarán la información proporcionada por las instituciones del sistema de salud.

Lucha contra el Cáncer


Pese a los avances científicos, la lucha de las mujeres contra esta enfermedad letal es permanente; sin embargo, las cifras nos revelan que prevenir y detectar a tiempo el cáncer de mama significa salvar la vida.