jueves, 28 de agosto de 2014

LAS NIÑAS QUERÍAMOS SER PRINCESAS...

Porque nos obligaron.
Porque, desde pequeñitas, nos pusieron coronas, vestidos de tul, ropa que no nos dejaba jugar, porque no la podíamos manchar. Nos dijeron “qué niña más guapa” tantas veces, que nos creímos que era lo que importaba.

Y nos chutaron dosis diarias de príncipe azul, y así nos hicimos yonkies del amor, y aprendimos a necesitarlo para vivir.

Las princesas son guapas, están asustadas y se enamoran del primero que las salva. Y del segundo, y del tercero. Y esperan, encerradas en su torre, sin hacer nada para escapar de ella.

Y nosotras aprendimos a ser como ellas. Aprendimos a obligarnos a ser guapas, que significa fracasar eternamente en intentar parecerles guapas a los demás. Aprendimos a esperar a que el príncipe azul nos solucionara la vida, que significa construir nuestra existencia en torno a la idea de conseguir y mantener una pareja, y a sólo así sentirnos completas.

Aprendimos que estas dos cosas eran una pelea, que significa sentirnos amenazadas por todas las mujeres que nos rodean, no vaya a ser que sean más guapas, o que su torre le pille al príncipe más cerca.
Aprendimos a querernos poco, y sólo a costa de lo que nos quisieran otros.

Quedaos con mis vestidos de tul, mi príncipe azul, mi espejo y mi corona. Quedaos con mis complejos, mis miedos, mis vacíos y mis celos. Quedaos con todo eso que me habéis impuesto, que no lo quiero.

Porque necesito sitio para las botas, los libros, los cuchillos, los vasos y los ceniceros. Para los bolis, las fotos, los bocadillos y mis cuentos. Para los condones, la bici, los pinceles y los baberos. Para las cazuelas, los periódicos, el martillo, los clavos y los ligueros. Para bailar, correr, descansar y tirarme en la hierba a ver pasar el cielo. Para mis sueños, mis desastres y mis deseos. Para fracasar y empezar otra vez con mis proyectos. Para mis amigas, mis ligues, mis mujeres admiradas y mis no quieros. Para mi vida, al margen de lo que me aprendieron.

Quedaos con mi reino. Que a mí me hace falta sitio para el mundo entero.

Tomado de; http://www.faktorialila.com/index.php/es/portada/82-faktoria-lila-web/blog/166-las-ninas-queriamos-ser-princesas

viernes, 15 de agosto de 2014

SOBRE LAS CULPAS


Me siento culpable.....

Por no tener hijos. Por ser una egoísta que sólo piensa en sí misma, y no es capaz de ocuparse del cuidado de otras personas. Por tener envidia de las que sí los tienen.

Por tener hijos. Por no dedicarles el tiempo que necesitan y dejarles con otras personas y a veces tener ganas de salir corriendo y a veces darles de cenar tarde, comida precocinada. Por tener envidia de las que no los tienen.

Por tener pareja. Por fantasear con cómo sería encontrar a alguien que me despertara verdadera pasión, y no este calorcito rico que a veces me recuerda a unos calcetines gordos. Por tener envidia de las que son libres.

Por no tener pareja. Por no haber encontrado a alguien que me quiera lo suficiente como para que el calorcito que sigue a la pasión inicial me baste. Por no haber querido lo suficiente a quienes se han atrevido a quererme. Por tener envidia de las que tienen con quien pasar las tardes de los domingos.

Por tener trabajo. Por ganar dinero con el ejercicio rutinario de mi mediocridad discutiblemente útil. Por gastármelo en cosas que no necesito. Por no ahorrarlo para cuando lo necesite. Por no compartirlo.

Por no tener trabajo. Por haber decepcionado a quienes pensaron que iba a ser algo en la vida. Por vivir del cuento. Porque -a veces- no me importa. Porque -a veces- me importa mucho. Por no poder pagarme las copas.

Por follar. Por no follar. Por desear a quien no debo. Por no desear a quien debo. Por desear a quien me desea. Por no desear a quien me desea.

Por ir al gimnasio. Por no ir. Por comer mal. Por comer mucho. Por comer poco.
Por decir lo que pienso. Por no decir lo que siento.

Me siento culpable por ser como soy, y por no ser como esperaban que fuera. Porque no soy como creen. Y porque no soy como quisieran que fuera.

Me siento culpable por sentirme culpable.
Y veo mujeres sin culpa, sentirse culpables por lo mismo que yo. Y por lo contrario.

Y me pregunto si no será, la culpa, una estrategia para que nunca estemos contentas, para que nos dejemos culpar de lo que sea, para que encontremos siempre una excusa para agachar la cabeza.



Y me siento culpable por preguntármelo.

Publicado en facebook por ddeser Jalisco https://www.facebook.com/ddeser.jalisco?fref=ts