ENCUENTRO NACIONAL FEMINISTA 2013, JALISCO


PRONUNCIAMIENTOS del ENCUENTRO NACIONAL FEMINISTA 2013, JALISCO



Pronunciamiento JOFEN 2013
Sala Comandanta Ramona
Encuentro Nacional Feminista - ENF2013 Guadalajara
26 de octubre de 2013

El día 24 de ocubre de 2013, en la ciudad de Guadalajara, nos reunimos 54 mujeres jóvenes feministas diversas: lesbianas, bisexuales, heterosexuales, indígenas, mujeres afro, trabajadoras, desempleadas, estudiantes, organizadas, de partidos, independientes, de los estados de Hidalgo, Guerrero, Oaxaca, Veracruz, Jalisco, Yucatán, Aguascalientes, Estado de México, DF, Baja California Sur, Chihuahua y Puebla.

Siendo mujeres jóvenes feministas, nos asumimos como sujetas de derecho y de opinión, postulando como categoría política y no como clasificación etaria nuestra condición de jóvenes y dotándola de contenido y de significado en nuestras acciones cotidianas y articulaciones con diversos proyectos y estrategias, transversalizando en todo momento el principio de igualdad sustantiva e incorporando la perspectiva de la pluriculturalidad y la perspectiva de género. Las mujeres jóvenes somos continuamente colocadas en un lugar de vulnerabilidad, en un sistema sustentado por una compleja red de violencias: el patriarcado, el capitalismo, el machismo, la heteronormatividad, el racismo, el despojo y la devastación ambiental, así como el adultocentrismo. Ese lugar se refleja en fenómenos como el hecho de que las mujeres jóvenes mueren por abortos inseguros y son criminalizadas por ejercer su derecho a decidir, así como el feminicidio, la violencia de la guerra contra el narco, el desempleo, el trabajo precario, el matrimonio forzado, entre otros.

En la jornada de trabajo discutimos principalmente cinco temas que consideramos importantes en la agenda feminista y que nos atraviesan como mujeres jóvenes, dichos temas fueron: participación política; medios de comunicación y otras formas de expresión; sexualidad, derechos sexuales y derechos reproductivos; violencia y criminalización; por último educación y trabajo. Ante esto, hacemos las siguientes denuncias y exigencias:

· Denunciamos y repudiamos los feminicidios, la violencia feminicida y todas las formas de discriminación y violencia contra las mujeres, tipos de control y coacción sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas que, entre otras nefastas consecuencias, limitan nuestras vidas y obstaculizan de nuestra participación en la vida política.

· Demandamos el fin de la impunidad ante los feminicidios y la violencia sexual y que estos se nombren como tal, entendiendo que este tipo de violencia cobra y afecta vidas sobre todo entre las mujeres migrantes, indígenas y en situación de pobreza. 

· Exigimos la activación de la alerta de género y la atención inmediata del gobierno a las denuncias realizadas por la sociedad civil mexicana y a la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos con respecto a la violencia feminicida en el país.

· Rechazamos el Pacto por México y sus reformas estructurales (educativa, laboral, fiscal, energética) así como todo tipo de iniciativas legales que criminalizan y violentan a las mujeres, jóvenes y niñas, a la protesta y la organización social, tales como el artículo 362 del código penal del Distrito Federal, el protocolo de control de multitudes, el código penal único, la regulación de manifestaciones y las leyes antiaborto.

· Denunciamos que las políticas estatales, lejos de contribuir a la integración de las juventudes y a la ampliación de sus posibilidades, a través de sus iniciativas legales y políticas, lo que hacen es profundizar la marginación y criminalización, abonando al juvenicidio y a otros tipos de violencia y desigualdad, que orillan a las y los jóvenes al narcotráfico, actividad que es supuestamente enfrentada por parte del mismo gobierno con una estrategia de militarización que violenta sistemáticamente los derechos humanos, particularmente de las mujeres y a las juventudes.

· Exigimos la autonomía jurídica, administrativa y presupuestal de los Institutos de Mujeres y de Juventud, y demandamos que éstos tengan como ejes de acción las agendas con perspectivas feministas y de juventudes.

· Denunciamos el hostigamiento, la tortura y el terrorismo sexual sistemático que vivimos las mujeres jóvenes en el contexto de la falsa lucha contra el narcotráfico y en la represión de los movimientos y la protesta social, ejecutadas por agentes del Estado.

· Repudiamos el asesinato, las detenciones arbitrarias, las desapariciones y el encarcelamiento de las defensoras de derechos humanos y exigimos el esclarecimiento del asesinato de Rocío Mesino y la liberación inmediata de Nestora Salgado, así como de las presas políticas y por aborto clandestino.

· Denunciamos enérgicamente la colusión del Estado en la creación y mantenimiento de redes de trata de personas que atentan principalmente contra las mujeres jóvenes, niñas, indígenas y migrantes. Exigimos que las instituciones académicas y gubernamentales generen y publiquen datos y cifras veraces de las desaparecidas de los sectores antes mencionados en las redes de trata, cuyas historias son invisibilizadas en los discursos oficiales.

· Denunciamos la violencia institucional manifestada por la desigualdad en el acceso, impartición y administración de justicia en lo respectivo a sectores específicos de la población, tales como: los pueblos originarios, las mujeres jóvenes, las mujeres indígenas y a las personas a las que no se les garantiza su derecho a un debido proceso.

· Denunciamos la violencia institucional del sistema de salud que se manifiesta en especial en la falta de acceso a servicios de calidad, en la violencia obstétrica, entre otras, que se acentúa en pueblos originarios. Por lo tanto, exigimos eliminar barreras legales, culturales, lingüísticas y sociales para garantizar el acceso, confidencialidad y trato digno en los servicios de salud para mujeres jóvenes, incluyendo servicios de aborto libre, seguro y gratuito, asimismo respecto a los procesos quirúrgicos y hormonales para la concordancia sexo-genérica de mujeres trans.

· Denunciamos que el tutelaje del cuerpo de mujeres jóvenes menores de edad atenta contra la autonomía sobre sus propios cuerpos.

· Repudiamos la creciente criminalización del aborto y del derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y exigimos que se hagan las modificaciones necesarias al código penal federal para que se garantice la interrupción legal e irrestricta del embarazo en todo el territorio nacional.

· Exigimos la garantía de información clara y veraz y el abastecimiento y acceso a una amplia gama de anticonceptivos modernos y de calidad, incluyendo el condón femenino y la pastilla de anticoncepción de emergencia, así como de métodos de prevención, detección y atención de ITS sin importar la orientación sexual, la identidad sexo-genérica y la condición serológica.

· Insistimos en la diferenciación entre los derechos sexuales y los derechos reproductivos, para su adecuada protección y garantía.

· Reivindicamos el derecho al placer y al erotismo en todas las formas de expresión que no atenten contra la integridad o la vida de otras personas.

· Demandamos la garantía de una educación integral en sexualidad. 

· Nos pronunciamos en contra del matrimonio forzado por ser una violación a los derechos humanos, afectando particularmente a mujeres jóvenes y niñas indígenas.

· Denunciamos la monopolización y el androcentrismo de los medios de comunicación masiva como provocadores de contenidos sesgados, violentos y estereotipados y como emisores de descalificaciones del feminismo y de degradación hacia las mujeres.

· Denunciamos la naturaleza capitalista de la industria de medios de comunicación que se beneficia económicamente de la explotación de las mujeres.

· Instamos a discutir sobre la brecha de género en el acceso y uso de las nuevas tecnologías, así como el acoso, espionaje, censura de activistas y feministas, insistiendo en la urgencia de implementar estrategias de descentralización de los medios, de denuncia de abusos mediáticos y cibernéticos, de seguridad digital y de garantía de la democracia y libre expresión.

· Exigimos garantizar el acceso, facilitación y apoyo al deporte, recreación y cultura de manera igualitaria. 

· Demandamos seguridad social universal, para establecerla como tema permanente de la agenda feminista.

· Exigimos la generación de una fiscalía de atención del acoso y hostigamiento sexual en el espacio laboral y educativo.

· Demandamos la generación de fuentes de empleo estables y bien remuneradas, para mujeres jóvenes que nos garanticen una vida digna.

· Reclamamos la revisión de la currícula en educación básica, media y superior, en un marco de derechos humanos, bajo el principio de Estado laico, con perspectiva de género y con un enfoque intercultural, retomando la Declaración Ministerial “PREVENIR CON EDUCACIÓN”.

· Exhortamos a reducir el aparato burocrático innecesario y elaborar presupuestos con perspectiva de género que contribuyan a lograr la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres.

· Derivado de la identificación de estos problemas y de la necesidad de tomar acción para su visibilización y resolución, realizamos una serie de propuestas:

· Articular, generar y fortalecer redes de jóvenes feministas a nivel local, nacional y regional.

· Recuperar la noción y el ejercicio de la sororidad con el fin de desafiar todas las formas de desigualdad, discriminación y abuso de poder.

· Comprometernos en la solidaridad, apoyo y articulación de alianzas con movimientos obreros, sindicales, campesinos, magisteriales, estudiantiles, de defensa de la tierra y del agua, de lucha por la educación laica y gratuita, de las escuelas normales rurales y policías comunitarias.

· Reconocer la agenda de las disidencias sexuales como imbricada con la agenda feminista.

· Incorporar de manera contundente las demandas de las jóvenes feministas en las agendas de las juventudes y en el movimiento feminista.

· Generar campañas creativas y de incidencia real a nivel nacional y local para prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres.

· Participar activamente como mujeres jóvenes feministas en todos los espacios de representación y de toma de decisiones, de forma que la creación y modificación de regulaciones jurídicas se enmarquen en las perspectivas de juventud, de género y de interculturalidad.

· Construir de forma colectiva un nuevo modelo de participación política y ciudadana, más democrático y con mecanismos que permitan el acceso plural e incluyente a la vida pública del país, a través de la politización consciente de las juventudes, específicamente de las jóvenes feministas.

· Rescatar la educación popular y promover la pedagogía feminista.

· Recuperar la memoria histórica de los movimientos de mujeres, así como documentar y difundir acciones actuales.




Al identificar una separación entre el movimiento feminista y el trabajo de base, exhortamos a todas nuestras compañeras feministas a reapropiarnos de las calles y de otros espacios a través de acciones pacíficas, político-artísticas utilizando diversas formas de expresión. Ante esto, proponemos acciones concretas:

· Veladas por las mujeres asesinadas.

· En relación a la feminización del trabajo precario proponemos realizar paradas y brigadas informativas nacionales, en el día de las y los trabajadores enfrente de las Secretarías de gobierno e instituciones de atención laboral.

· Inclusión de consignas y pancartas, que visibilicen la división sexual del trabajo, la desigualdad y los estereotipos de género en manifestaciones públicas de diversa índole.

· Movilización nacional y acción colectiva de estencil que se reproduzca en los diversos estados, para el 25 de noviembre, “Día Internacional Contra la Violencia Hacia las Mujeres y Niñas”.

· Fomentar la realización de manifestaciones y marchas feministas, participando en contingentes de jóvenes feministas, para visibilizar nuestras demandas, comenzando por la marcha que se llevará a cabo el 26 de octubre en el marco del Encuentro Nacional Feminista 2013.

· Reconocer y valorar el uso de los medios de comunicación alternativos y autogestivos, tanto digitales como comunitarios, al considerarles una potente herramienta de activismo feminista para la articulación, difusión y generación de contenidos diversos e incluyentes, así como una amplia diversidad de expresiones.

No podemos dejar de denunciar la organización elitista del ENF, desde las altas cuotas de recuperación que excluyen a las miles de mujeres trabajadoras, campesinas, indígenas, estudiantes, y fundamentalmente jóvenes, quienes son las más vulneradas por el capitalismo patriarcal en decadencia. Hoy se hace una necesidad generar espacios de confluencia amplios, a los que la organización del Encuentro Nacional Feminista se ha negado, poniendo cuota incluso a las reuniones preparatorias.

Denunciamos también el abandono de los espacios públicos, en una clara posición clasista y racista, llevando a las pocas mujeres que pudimos asistir a un símbolo de la explotación capitalista multinacional y del despojo del territorio, como es un hotel de lujo.

Hacemos un llamado enérgico a recuperar las calles y los espacios públicos: los encuentros deben ser masivos, incluyentes y amplios, y para eso es fundamental que sean gratuitos, que se hagan en plazas y escuelas públicas, así como generar espacios para buscar y asegurar la presencia y articulación de todas estas mujeres silenciadas y revictimizadas hoy por un ENF alejado de la lucha, las mujeres y las calles.

Algunas propuestas surgieron desde nuestra categoría política:

· Realizar una convocatoria más amplia e incluyente para construir encuentros plurales y diversos.

· Ampliar y diversificar la participación en las comisiones organizadoras, con el fin de que el trabajo se reparta y las responsabilidades y decisiones sean distribuidas equitativamente.

· Recuperar espacios públicos desde la perspectiva de la lucha feminista para que el ENF sea gratuito e incluyente.

· Exigimos garantizar la transparencia en el uso de recursos y la rendición de cuentas en el ENF 2013 y en los sucesivos.

· Usar el ENF como espacio para rearticular el movimiento feminista y de mujeres, garantizando la construcción de éste de forma colectiva.

· Realizar encuentros anuales locales y nacionales, para garantizar la discusión periódica de las agendas y darle atención a temas emergentes.

· Convocamos a una primera reunión preparatoria del Encuentro Nacional Feminista 2014 en febrero, rumbo al 8 de marzo. Para garantizar la diversidad y amplitud en la participación las comisiones de varios estados se pueden enlazar vía presencial y virtual.

· Además de los encuentros propios de 2014 y 2015, lanzamos la propuesta de organizar el encuentro de 2016 en Mérida, Yucatán, con el afán de conmemorar el centenario del primer Congreso Nacional Feminista en México.




· Exigimos que se reconozca que las jóvenes feministas formamos parte activa y presente del movimiento y rechazamos la apropiación adultocéntrica de los espacios y acciones de este. Nos resistimos a discursos paliativos que simulan inclusión y no nos consideran como luchadoras pares, limitando nuestra autonomía al controlar recursos y procesos que nos corresponden, ya que nos aleja, de la participación y decisión política.
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Pronunciamiento de la Reunión Nacional de Lesbianas Feministas

85 lesbianas feministas, de 27 estados del país, reunidas el 24 de octubre en Guadalajara, Jalisco, tras una jornada crítica y colaborativa, celebramos nuestras alianzas, nuestra historia, nuestra lucha, celebramos la fuerza política que implica nuestro deseo desobediente y celebramos las aportaciones que hemos hecho tanto al movimiento feminista como a todos los movimientos sociales, políticos, culturales, etcétera en los que participamos de formas múltiples.
Celebramos que a pesar de la exclusión, la violencia y la discriminación, no hemos dejado de hablar en voz alta recordándonos que nuestra libertad humana comienza en la autonomía del cuerpo.
Nosotras, las lesbianas feministas, somos diversas, diferentes, afines y/o antagónicas, con diferentes ideologías, con y sin credos y prácticas espirituales. Somos andróginas, femeninas, masculinas, jóvenes, autónomas, institucionales, partidistas, sindicalistas, campesinas, migrantes, afrodescendientes, poliamorosas, con capacidades múltiples, madres, indígenas, con diferentes condiciones económicas, niveles educativos y privilegios; monógamas, adultas, solteras, adultas mayores, promiscuas, fáciles, perseverantes, entre una variedad infinita.
Todas nosotras reconocemos que la exclusión y el aislamiento son estrategias heteropatriarcales para recordarnos que somos incómodas, que reflejamos un territorio político fuera de la imposición del sistema heteronormativo aunque dentro de este mundo.

Hoy, en la plenaria del Encuentro Nacional Feminista, nuestro encuentro; declaramos:
1. Que las lesbianas feministas, reconocemos nuestra capacidad de articularnos entorno de una agenda común.

2. Exigimos al movimiento feminista amplio, que asuman que nuestra diversidad lésbica le ha dado vida y hemos sido y somos parte también de este movimiento; convocamos enfáticamente, que se retome y suscriba nuestra agenda lésbica con la misma fuerza y prioridad que el resto de las agendas, los principios de la igualdad y no discriminación son unos de los principales fundamentos políticos del movimiento feminista.

3. Reivindicamos la autodeterminación como principio de nuestro actuar político y, reconocemos cada una de las estrategias que impulsamos para erradicar el sistema heteropatriarcal capitalista y neoliberal.

4. Nos pronunciamos por la construcción de alianzas respetuosas, incluyentes y propositivas; nos reconocemos auto críticas, disímiles, complicadas, apasionadas, sin miedo a la confrontación y a promover el diálogo para la consolidación de una sociedad libre de opresiones.

5. Reivindicamos el uso de los recursos económicos enfocados y conducidos libremente con nuestra agenda para el fortalecimiento, avance, empoderamiento y continuo desarrollo de nuestro movimiento nacional lésbico feminista.
De igual modo, dentro del marco de la Reunión Nacional de Lesbianas Feministas identificamos pendientes urgentes en la política nacional del gobierno para garantizar nuestros derechos humanos a lo largo de nuestros ciclos de vida que nos permitan vivir con dignidad y autonomía.
1. Programas nacionales con políticas públicas integrales, con visión incluyente de los derechos humanos atendiendo las realidades y necesidades de todas las lesbianas del país, en las instancias oficiales, como son Instituto Nacional de Desarrollo Social, Secretaria de Desarrollo Social, Secretaria de Salud, Secretaría de Educación, Secretaria del Trabajo, Secretaria Seguridad Pública, Secretaría de Cultura, Secretaría de Turismo, INMUJERES, INEGI, entre otros.
2. Políticas y programas nacionales educativos laicos en todos los niveles, que aseguren una perspectiva sin discriminación, libre de mitos, prejuicios, sexismo e inclusiva. 
3. Presupuestos de los gobiernos federales, estatales y locales etiquetados y monitoreados para el cumplimiento de la capacitación, implementación y seguimiento de las obligaciones que marcan las convenciones internacionales y la Constitución Política de nuestro país, en materia de derechos humanos.
4. Presupuestos etiquetados en los partidos políticos para la capacitación de cada integrante de sus partidos para garantizar gobernantes que se apeguen a los marcos legales y cubran un perfil profesional y ético antes de acceder a cargos y puestos de dirección y poder.

5. En materia legislativa y de Políticas Públicas integrales con visión que incluya los derechos de las lesbianas, promover el derecho al Matrimonio Igualitario, la inclusión del término de familias lesbomaternales, permisos, cuidados y protección lesbomarentales.

6. Igualmente, exigir garantizar la inclusión de los términos de orientación sexual y estado o condición de libertad, para garantizar los servicios y derechos que obligan al Estado la protección de todas las mujeres, a través de la Constitución Política Mexicana y de las leyes nacionales y estatales de Acceso a las mujeres a una vida libre de violencia, ley estatal para la igualdad entre mujeres y hombres, ley para prevenir y eliminar la discriminación

7. Exigimos la tipificación en todo el país de los crímenes de odio por orientación sexual

8. Exigimos la inclusión de las políticas públicas integrales en los reclusorios del país para todas las mujeres y garantizar los derechos humanos de las lesbianas.

A nivel de nuestro trabajo interno político, 
• Nos comprometemos a dar seguimiento a la Agenda Lésbica, para concretar una articulación nacional.
• Promover la revisión e implementación de mecanismos éticos y construcciones colectivas que fortalezcan a las redes políticas de lesbianas feministas para incidir en los avances de los derechos de las lesbianas mexicanas.

Finalmente hoy, nosotras como Lesbianas Feministas, nos manifestamos por la libertad de expresión, la creatividad combativa e irreverente; reivindicamos a la Asamblea, como el máximo espacio de construcción de política colectiva y ética feminista de nuestros Encuentros Feministas locales, estatales, regionales, de Latinoamérica y el Caribe. 
Rechazamos el boicot a las plenarias por las compañeras que se autodenominan Lesbianas Feministas Autónomas quienes mantienen una postura incongruente a su discurso al consumir los beneficios que cuestionan, enarbolando una autonomía que no practican.

Las lesbianas feministas somos agentes de cambio, de renovación y de cuestionamiento. Nuestras aportaciones son fundamentales para la democracia, la justicia, la paz y la libertad.
¡¡¡NO HAY LIBERTAD POLÍTICA SINO HAY LIBERTAD SEXUAL!!!
¡¡¡SI LA LESBIANA NO ESTÁ, LA DEMOCRACIA NO VA!!!

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PRONUNCIAMIENTO DE FEMINISTAS SOCIALISTAS EN EL IX ENCUENTRO FEMINISTA EN GUADALAJARA MEXICO,27 DE OCTUBRE

El feminicidio: expresión más aguda de un continuo de
violencia hacia las mujeres

La crisis del sistema capitalista mundial y mexicano ha implicado que la vida sea cada vez más precaria para las clases trabajadoras del campo y la ciudad, hombres y mujeres… pero no por igual. El incremento
 en las privaciones, la búsqueda de soluciones en la migración, el sector informal de la economía y el traslado aún mayor de la responsabilidad por los cuidados a los menos protegidos de la sociedad a la esfera familiar, han alimentado todo tipo de violencia, afectando de manera particular a las mujeres.
Esta violencia histórica del sistema patriarcal hacia las mujeres, se ha recrudecido en el contexto nacional a partir de la declaración de guerra contra el crimen organizado impulsada por Felipe Calderón. El ejército desarrolla tareas de seguridad que no le corresponden, con los consecuentes impactos en la población civil, contribuyendo específicamente en el caso de las mujeres a incrementar los niveles de violencia.
Esta política de guerra del Estado creó un escenario en el cual los crímenes en contra de la población civil y de las mujeres son tratados como “daños colaterales”, ajustes de cuentas o crímenes vinculados al narcotráfico.
Los impactos de esta violencia generalizada del Estado, han llegado a límites muy preocupantes y se ha creado un clima de criminalización que se ha extendido a quienes protestan y denuncian, hoy todas las expresiones críticas pueden ser sujetas de hostigamiento y acciones represivas de diversa índole. Tal es el caso de los movimientos sociales que se manifiestan en el territorio nacional; de las y los periodistas y defensores y defensoras de derechos humanos que han sido asesinados e intimidados. La práctica política de la ciudadanía está en la mira de las políticas de seguridad del Estado.
El regreso del Partido Revolucionario Institucional al poder no ha cambiado nada este escenario, por el contrario, las tensiones sociales y políticas se han agudizado en el contexto del interés capitalista de imponer las reformas estructurales, la privatización y la venta de los recursos naturales del país.
En este contexto, la invisibilización y naturalización de la violencia hacia las mujeres persiste. Las políticas del Estado en torno a las mujeres han fallado, no están ni previniendo ni erradicando la violencia. Por el contrario, estamos ante un escenario de deterioro del tejido social, de corrupción y de impunidad. Es necesario para nuestro movimiento desmontar, denunciar y evidenciar las políticas del miedo que intentan paralizar la movilización, la organización y la protesta.

Feminicidio: forma extrema de violencia
Hace 20 años conocimos los primeros casos de mujeres asesinadas en Ciudad Juárez. En el año 2001, fueron hallados los cuerpos de ocho mujeres con evidentes señales de tortura sexual en una zona llamada Campo Algodonero en el Estado de Chihuahua.
Los numerosos casos que se presentaron después de 1993 y especialmente los casos de Campo Algodonero en 2011 pusieron en la mira a México, no sólo como un país en el que los derechos de las mujeres no se garantizan y en el que su situación se agrava estrepitosamente poniendo en riesgo sus cuerpos y sus vidas, sino visibilizando un grave problema social del que el Estado Mexicano simplemente se lavó las manos.
Hoy sabemos que este tipo de actos es una forma extrema de violencia perpetrada en el cuerpo de las mujeres. Del desconcierto se pasó a la investigación del fenómeno que alarmó y puso un foco rojo a nivel nacional e internacional. La investigación y el aporte de las feministas que se dedicaron a comprender, explicar y conceptualizar esta forma cruel y aberrante de violencia nombró y acuñó de manera específica la violencia feminicida y el feminicidio. Una violencia sistemática, de misoginia y odio contra las mujeres que lleva a privarles de la vida por el hecho de ser mujeres.
Ahora, 20 años después, el feminicidio ha sido identificado y constatado como un fenómeno de extrema violencia que existe y ocurre en todo el territorio nacional, asi como en países de América Latina, Centroamérica y en otras partes del mundo.

Las mujeres resisten
La lucha en contra del feminicidio ha sido larga, difícil y compleja. En estos años, las organizaciones en Ciudad Juárez han tenido que enfrentar una multiplicidad de problemas y estrategias del propio Estado que han pasado desde negar el problema, culpar a las mujeres por su forma de vestir, descalificar la magnitud de lo que estaba ocurriendo, no asumir la responsabilidad como Estado y como gobierno y no actuar y evadir su responsabilidad; hasta la descalificación, hostigamiento, deslegitimación y persecución de las mujeres organizadas que han estado luchando desde un inicio denunciando esta dolorosa realidad.
En el contexto de la guerra de Calderón, la atmosfera enrarecida producto de esta politica llevó incluso al asesinato de compañeras como ha sido el caso de Marisela Escobedo en 2010 y Susana Chávez en 2011, mientras otras han tenido que salir del país por la persecusión y criminalización de su práctica como activistas y defensoras de los derechos humanos de las mujeres.
Hoy más que nunca, es evidente la incapacidad del Estado y sus diversas instituciones para asumir las consecuencias de sus políticas públicas y para reconocer el incremento del feminicidio a nivel nacional como lo señala en su estudio del 2012, la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, (CONAVIM). El no reconocimiento de la gravedad del problema por parte del Instituto Nacional de las Mujeres y de algunos institutos estatales, lamentablemente convierte a estas instancias en cómplices de la violencia feminicida.
Estamos frente a un escenario alarmante: se sostiene una política de omisión, se niegan a asumir y rechazan que el feminicidio y la violencia hacia las mujeres sea una preocupación y un asunto de política nacional. Algunos/as voceros/as han llegado a un nivel de cinismo impresionante al considerar que todos los asesinatos son casos aislados y argumentar que la violencia aún no es inmanejable.
Actualmente son diez los estados de la república en los que se ha solicitado la emisión de Alerta de Género: Oaxaca, Guanajuato, Estado de México, Nuevo León, Morelos, Guerrero, Veracruz, Hidalgo, Sinaloa y Chiapas y no es para menos, ya que según datos del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, de 2005 a la fecha se han cometido 1,500 asesinatos de mujeres con exceso de violencia tan solo en el Estado de México. Así mismo, distintos reportes periodísticos y organizaciones civiles informaron en el año 2012, que en los últimos seis años el índice de asesinatos de mujeres se triplicó.
El caso emblemático de Campo Algodonero ha hecho historia: gracias a los esfuerzos incansables de familiares, abogadas y activistas, la Corte Interamericana de Derechos Humanos publicó el 10 de diciembre de 2009, su sentencia sobre Campo Algodonero, en la que condena al Estado Mexicano por violar los derechos humanos de tres mujeres desaparecidas, torturadas y asesinadas en Ciudad Juárez, en un contexto de violencia contra las mujeres, así como por violar los derechos humanos de sus madres y familiares.
Es una sentencia paradigmática e histórica que define acciones de reparación del daño para las personas ofendidas directamente en el caso, así como medidas de no repetición, que se traducen en reformas a las instituciones, programas de prevención y de atención y hasta políticas públicas dirigidas a la población en general, con el fin de realizar los cambios sociales y en el Estado para que los derechos sean una realidad en Ciudad Juárez y en todo el país.
Tenemos que apropiarnos de esta sentencia como una herramienta jurídica y política para llevar a cabo acciones, con el fin de que se cumpla, en tiempo y forma, todo lo determinado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y avanzar más allá; para que las mujeres tengamos garantizados plenamente el derecho a la vida y a la libertad, a la integridad personal y al acceso a la justicia; para que el Estado no falte a su obligación y deber de respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de las mujeres.
Si bien esta decisión y la existencia de procuradurías, fiscalías y comisiones especializadas para investigar y atender el tema, así como la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, han sido importantes victorias para nuestro movimiento, se ha hecho evidente que son sólo parte de las múltiples medidas requeridas en distintos ámbitos y marcos para que el problema realmente pueda ser erradicado.
Ninguna indemnización paga la vida de las mujeres, nada podrá reparar el daño sistemático hacia nuestras vidas. El acceso a la justicia en los casos de feminicidio ha quedado en letra muerta, hemos sido las mujeres quienes desarrollamos mecanismos, propuestas y salidas alternativas para obtenerla y quienes hemos hecho elaboraciones políticas que aportan en distintos ámbitos, con los que logra obtener la justicia y erradicación del feminicidio y de toda la violencia hacia las mujeres.

Actuemos juntas
Nuestro movimiento necesita desmontar, denunciar y evidenciar las políticas del miedo que intentan paralizar la movilización, la organización y la protesta.
Necesitamos superar la dispersión de los esfuerzos, sin demérito de ninguno de ellos y reavivar el activismo político feminista autónomo e independiente, asumiendo compromisos políticos en contra de la violencia, que incluyan los siguientes puntos:

• Sostener una denuncia permanente y sistemática del feminicidio, la corrupción y la impunidad.
• Apoyar la lucha de las compañeras en los estados donde se ha solicitado la Alerta de Género.
• Mantener el seguimiento a la sentencia de Campo Algodonero.
• Mantener la denuncia de la criminalización de las mujeres por abortar y la exigencia de su libertad.
• Exigir la libertad de las presas políticas y el alto a la criminalización de la protesta social.
• Apoyar y dar solidaridad a las defensoras de derechos humanos, periodistas y migrantes amenazadas y hostigadas.

Para ello, avancemos hacia una articulación nacional con estrategias y acciones conjuntas.
La primera acción que proponemos, es una movilización para el 25 de noviembre próximo, en donde todas levantemos los puntos arriba señalados.
22 de octubre de 2013

Feministas Socialistas

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Pronunciamiento del
Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer, CLADEM México
Encuentro Nacional Feminista 2013

Asistir al ENF 2013 ha sido la posibilidad de tocar nuestros sueños y utopías, de sabernos comunidad, de seguir construyendo un movimiento que erige sociedades justas e igualitarias.

Encontrarnos es una fiesta de colores por la diversidad de mujeres que somos, abre la posibilidad de reconocernos y de encontrarnos en nuestras diferencias, desafiándonos a nosotras mismas para construir un camino juntas.

Queremos comenzar agradeciendo y reconociendo la labor de todas las compañeras que trabajaron en la gestión de recursos, a las de logística, de comunicación y a todas las que hicieron cualquier acción o actividad para que el Encuentro fuera posible.

Con la finalidad de que este espacio brinde a más mujeres la oportunidad de sumarse y construir, queremos hacer las siguientes precisiones:

1. El Encuentro se desarrolló en un espacio que no contribuye al cuidado del medio ambiente, es muy costoso y no propicia espacios armoniosos para trabajar. Por eso proponemos que se tomen en cuenta otros sitios (como universidades por ejemplo) y experiencias como la de Cherán (2012) en el que en un campamento se albergó a más de 1000 personas. En esta ocasión, la sede resultó económicamente inaccesible para muchas compañeras.
2. Algunas actividades solicitadas por las asistentes tuvieron que realizarse en sitios que no eran adecuados por la falta de espacio y durante el horario de comida, lo que redujo el número de participantes.
3. Proponemos que en próximas ocasiones se constituya una comisión redactora del pronunciamiento, ya que no ha quedado claro cómo y quién lo elaboró.
4. La Marcha se realizó con éxito y con mucho entusiasmo. Sin embargo, en muchas ocasiones caminamos frente a una serie de locales cerrados y sin gente, situación que consideramos que redujo el impacto.
5. Durante la discusión, creemos que hubo una metodología improductiva, que nos llevó a discutir temas de diagnóstico que están superados. Esto restó tiempo para debates profundos y para la elaboración de un Plan de Acción.
6. Rechazamos el intento para impulsar la construcción de un aparato burocrático que sólo reproduciría prácticas multicuestionadas, además de las implicaciones financieras, concentrando en un órgano antidemocrático la posibilidad de obtener financiamientos que organizaciones locales no podrían obtener.
7. Lamentamos el silencio por el asesinato de la luchadora social Rocío Mesino Mesino quien en esa semana había sido acribillada en Ayutla, Guerrero, por un sicario. Casi no se mencionó en el ENF el tema de las defensoras de DDHH a pesar de que varias salas llevaban los nombres de algunas compañeras que perdieron la vida en esa lucha. 
8. La discusión de temas como la temporalidad y sede del próximo encuentro y el posicionamiento general deben abordarse como una prioridad y no dejarse hasta el último momento.
9. El Tribunal de Derechos Humanos de la Mujer nos parece una iniciativa que puede sentar un precedente en materia de impartición de justicia, sin embargo es necesario articular las acciones para que las recomendaciones tengan un verdadero peso político y entonces poder buscar la reparación del daño y disminuir las violaciones a los derechos humanos de las mujeres y sus familias.
10. Finalmente apuntamos que debieron abrirse espacios para la exposición de ideas y posturas como las de las diversas compañeras Jóvenes Feministas y de las Lesbianas Feministas Autónomas.
11. Lamentamos también, el uso estético de las compañeras indígenas que no contaron con un espacio para exponer y discutir su propia agenda codo a codo con el resto de las asistentes.

Nos parece urgente la necesidad de articularnos para que nuestras acciones sean políticamente más contundentes porque la realidad en la que prevalece la violencia, la pobreza y la discriminación así nos lo exige.

Una vez más agradecemos a todas las compañeras que hicieron posible este Encuentro Nacional Feminista y nos sumamos a trabajar para la generación de nuevos espacios de discusión y encuentro.

Sororalmente

Comité de América Latina y el Cribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer, México.


Distrito Federal, Puebla, Morelos, Oaxaca, Chiapas, Yucatán, Querétaro, Guanajuato, Jalisco, Colima.