En abril de 2007, la Asamblea Legislativa del DF aprobó modificaciones al Código Penal y a la Ley de Salud del DF que permitieron la despenalización del aborto hasta la semana 12 de gestación lo que se convirtió en una decisión histórica para las mujeres de la Ciudad de México.
La interrupción legal del embarazo (ILE) se lleva a cabo en los Hospitales de la Secretaría de Salud del DF y a continuación se presentan los datos estadísticos de las ILEs realizadas a partir de abril de 2007. La información estadística resulta relevante porque ofrece la posibilidad de evaluar los servicios ofrecidos, lo que redunda en un mejor diseño de los programas para la prevención del embarazo no deseado y la consejería post-aborto.*
A 7 años de que se despenalizó el aborto en territorio capitalino, se han realizado mas de 116 mil interrupciones legales, de las cuales el 27% han sido por usuarias que no residen en la capital, dijo el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (Copred), quien se pronunció a favor de despenalizar el aborto en todo el país.
Aquí algunos datos interesantes:
• De 2008 a 2013 la Secretaria de Salud del DF realizó más de 116 mil 537 interrupciones legales del embarazo.
• 60% de los abortos fueron por medio de procedimientos quirúrgicos y 40% con medicamento.
• 63% de las mujeres que lo realizan son solteras, y 20% son casadas; 14% de ellas viven en unión libre y 2% son divorciadas.
• 46% de las mujeres dijeron ser trabajadoras, 30% estudiantes, 15% amas de casa y 9% desempleadas.
• 40% indicaron tener entre 20 y 24 años de edad, 26% entre 25 y 29, 23% mayores de 30 y sólo el 11% menores de 20 años.
• En cuanto al nivel educativo, 50% de las mujeres que abortan tienen una licenciatura, mientras que el 37% están en la preparatoria y el resto en secundaria o un grado menor.
Los datos estadísticos se obtuvieron a partir de las respuestas de las solicitudes de información pública dirigidas a la Secretaría de Salud o por medio de conferencias de prensa del secretario de Salud del DF o de otros funcionarios. La información se actualizará conforme aparezcan nuevos datos.
*Puedes revisar el pdf con la información completa en: http://gire.org.mx/images/stories/com/EstadistILE_web_mar2014.pdf
jueves, 24 de abril de 2014
El desafío de una tecnología feminista
La reconfiguración necesaria. Sursiendo hilos sueltos
Del acceso y la participación
La poca inclusión en este tipo de temas no tiene tanto que ver con los propios intereses de las mujeres sino con que el reparto de otras tareas (fundamentalmente de cuidados) aún recae sobre nosotras y aún existe una situación de multidiscriminación (por razones de género, geografías, edad, economía, lingüísticas, etc). No hay tiempo para experimentar, conocer, compartir, desarrollar… Las posibilidades de elección suelen ser mucho menores y, sobre todo, no hay demasiado lugar al ensayo/error. No hay tiempo.
Por eso este tema
supone indagar en los procesos de acceso e inmersión tecnosocial que contemplan aspectos tecnológicos y sociales como las motivaciones, los factores facilitadores, las condiciones de uso, desarrollo y participación de las mujeres en el ámbito de las tecnologías e incluso, los mecanismos de autoinclusión que desarrollan las mujeres para autoincluirse e ir modificando, a su vez, las TIC.
La distancia que hay en el acceso a la tecnología sigue estando presente. Pero el acceso no solo depende del hardware disponible (los teléfonos móviles han dado un acortamiento fundamental en este sentido). El acceso tiene también que ver con el tipo de información disponible, en qué formatos, en qué idiomas, también con una cultura digital, con una educación digital. Como dicen en Aportes feministas para pensar las tecnologías: el caso de OLPC y SugarLabs en Colombia nos interesa la “búsqueda por deconstruir el imaginario de que las mujeres y la tecnología (en general) no son compatibles (…) es notorio que aquellos proyectos y desarrollos de TIC que se encuentran directamente asociados con procesos de intervención social de carácter educativo, por ejemplo, son de mayor interés para las mujeres”. En el mismo informe se señala que para la implementación y éxito del plan una laptop por chico tuvo especial interés la participación de mujeres dentro de las comunidades de software libre locales.
En este mismo artículo se analiza a profundidad todo el proceso de implementación del proyecto (vale la pena leerlo completo) y se señala que “la crítica feminista a la tecnología apuntará no solo a evidenciar lo que ocurre con hombres y mujeres en el territorio de las TIC, sino a reconfigurar este territorio en sí mismo, justamente desde esas premisas de parcialidad, heterogeneidad y contingencia.”
Además de eso, están los prejuicios (auto)impuestos. Las tecnologías son para las personas. Por tanto el “yo no se mucho de eso” se termina con la simple determinación de aprender. Una vez allí necesitamos informar e informarnos, expresar opiniones, conectar, hacer nexos, entretejernos, enseñar, visibilizar, apoyar, hacer ruido (como con los Memes feministas, un proyecto que nació casi sin querer y que tiene un alcance enorme: usa uno de los formatos más utilizados en redes sociales pero con un lenguaje provocador) y un largo etcétera. El hecho de permitirnos hacer pública nuestra curiosidad, cuestionar la autoridad y los estereotipos a la vez que compartir los resultados con la comunidad que nos rodea podrían ser mecanismos eficaces para ayudar a reducir el patriarcado e incluso otras relaciones económicas y sociales desequilibradas.
En las calles de las ciudades y las avenidas de la información necesitamos estar alertas al MACHISMO pero también a los micromachismos, esos comportamientos sutiles de dominación casi “sin que se note” abundan. En principio, creemos que para combatirlos hacia afuera hay que combatirlos hacia adentro y con esto entender nuestras propias contradicciones. Un camino largo y arduo que además de todo es cotidiano. Quizás por eso el acercamiento y trabajo constante con hombres feministas nos resulta necesario, así como con cualquier persona sensibilizada con la pluralidad, la tolerancia, la no discriminación. ¡Frente a la reproducción de tópicos, voces disidentes y estridentes!
Checa artículo completo en:
http://sursiendo.com/blog/2014/04/el-desafio-de-una-tecnologia-feminista-la-reconfiguracion-necesaria/
Del acceso y la participación
La poca inclusión en este tipo de temas no tiene tanto que ver con los propios intereses de las mujeres sino con que el reparto de otras tareas (fundamentalmente de cuidados) aún recae sobre nosotras y aún existe una situación de multidiscriminación (por razones de género, geografías, edad, economía, lingüísticas, etc). No hay tiempo para experimentar, conocer, compartir, desarrollar… Las posibilidades de elección suelen ser mucho menores y, sobre todo, no hay demasiado lugar al ensayo/error. No hay tiempo.
Por eso este tema
supone indagar en los procesos de acceso e inmersión tecnosocial que contemplan aspectos tecnológicos y sociales como las motivaciones, los factores facilitadores, las condiciones de uso, desarrollo y participación de las mujeres en el ámbito de las tecnologías e incluso, los mecanismos de autoinclusión que desarrollan las mujeres para autoincluirse e ir modificando, a su vez, las TIC.
La distancia que hay en el acceso a la tecnología sigue estando presente. Pero el acceso no solo depende del hardware disponible (los teléfonos móviles han dado un acortamiento fundamental en este sentido). El acceso tiene también que ver con el tipo de información disponible, en qué formatos, en qué idiomas, también con una cultura digital, con una educación digital. Como dicen en Aportes feministas para pensar las tecnologías: el caso de OLPC y SugarLabs en Colombia nos interesa la “búsqueda por deconstruir el imaginario de que las mujeres y la tecnología (en general) no son compatibles (…) es notorio que aquellos proyectos y desarrollos de TIC que se encuentran directamente asociados con procesos de intervención social de carácter educativo, por ejemplo, son de mayor interés para las mujeres”. En el mismo informe se señala que para la implementación y éxito del plan una laptop por chico tuvo especial interés la participación de mujeres dentro de las comunidades de software libre locales.
En este mismo artículo se analiza a profundidad todo el proceso de implementación del proyecto (vale la pena leerlo completo) y se señala que “la crítica feminista a la tecnología apuntará no solo a evidenciar lo que ocurre con hombres y mujeres en el territorio de las TIC, sino a reconfigurar este territorio en sí mismo, justamente desde esas premisas de parcialidad, heterogeneidad y contingencia.”
Además de eso, están los prejuicios (auto)impuestos. Las tecnologías son para las personas. Por tanto el “yo no se mucho de eso” se termina con la simple determinación de aprender. Una vez allí necesitamos informar e informarnos, expresar opiniones, conectar, hacer nexos, entretejernos, enseñar, visibilizar, apoyar, hacer ruido (como con los Memes feministas, un proyecto que nació casi sin querer y que tiene un alcance enorme: usa uno de los formatos más utilizados en redes sociales pero con un lenguaje provocador) y un largo etcétera. El hecho de permitirnos hacer pública nuestra curiosidad, cuestionar la autoridad y los estereotipos a la vez que compartir los resultados con la comunidad que nos rodea podrían ser mecanismos eficaces para ayudar a reducir el patriarcado e incluso otras relaciones económicas y sociales desequilibradas.
En las calles de las ciudades y las avenidas de la información necesitamos estar alertas al MACHISMO pero también a los micromachismos, esos comportamientos sutiles de dominación casi “sin que se note” abundan. En principio, creemos que para combatirlos hacia afuera hay que combatirlos hacia adentro y con esto entender nuestras propias contradicciones. Un camino largo y arduo que además de todo es cotidiano. Quizás por eso el acercamiento y trabajo constante con hombres feministas nos resulta necesario, así como con cualquier persona sensibilizada con la pluralidad, la tolerancia, la no discriminación. ¡Frente a la reproducción de tópicos, voces disidentes y estridentes!
Checa artículo completo en:
http://sursiendo.com/blog/2014/04/el-desafio-de-una-tecnologia-feminista-la-reconfiguracion-necesaria/
miércoles, 2 de abril de 2014
Tema de cuidado en los hogares debe estar en agenda post-2015 Ignorarlo limita el desarrollo de las mujeres, advierten expertos
Por la Redacción de Cimacnoticias | México, DF.- 01/04/2014
El tema del cuidado en los hogares deberá ser prioritario en la agenda post-2015 y reconocido como un tema de derechos humanos ya que ello permitirá reducir la pobreza de las mujeres, señalaron dos expertos en la materia.
En una editorial llamada “Imperativo del Cuidado”, de Onu-Mujeres, Magdalena Sepúlveda Carmona, relatora especial sobre la extrema pobreza y los derechos humanos; y John Hendra, Subsecretario General de las Naciones Unidas, criticaron que el tema del trabajo de cuidado no remunerado en los hogares haya sido ignorado hasta ahora en los debates internacionales para incrementar el índice de desarrollo.
De acuerdo con el texto, en los países donde se logra mayor paridad en el empleo y la educación, existen también índices más altos de desarrollo humano y crecimiento económico, lo que impacta en la reducción de la pobreza y en la salud pública.
El tiempo y el desgaste no remunerado que implican las labores domésticas, el cuidado de las niñas y niños, de las personas adultas mayores y de los enfermos en los hogares, limita la oportunidad de desarrollo para quienes las ejercen, principalmente en las mujeres, denunciaron los expertos.
Por ejemplo, dicen los expertos, en África subsahariana las mujeres y las niñas dedican 40 mil horas al año para acarrear agua, lo que equivale a un año de trabajo de toda la fuerza laboral de Francia; y en América Latina y el Caribe más de la mitad de las mujeres entre 20 y 24 años no buscaron un trabajo fuera del hogar debido a la carga de tareas domésticas.
Sin embargo, aunque las mujeres tengan un trabajo remunerado, continúan siendo las principales responsables de las actividades en el hogar y en la práctica realizan un “segundo turno laboral”, lo que incrementa las posibilidades de que terminen en un trabajo precario e informal, pero con flexibilidad de horarios.
Las niñas también se ven perjudicadas con estas prácticas, pues en algunos casos son obligadas a dejar la escuela para ayudar con las tareas domésticas y el cuidado de los más pequeños u otros miembros de la familia. Sin embargo, sin igualdad de oportunidades educativas, las mujeres se ven impedidas de acceder a empleos que les permitan escapar de la pobreza, señalan Sepúlveda Carmona y Hendra.
Esta condición también afecta el liderazgo de las mujeres, pues la saturación de su tiempo con tareas de cuidado las deja sin oportunidad de acudir a reuniones comunitarias, asambleas, entre otras actividades de participación política.
Para ambos especialistas esta desigualdad representa una limitación para que las mujeres disfruten del derecho al trabajo decente, a la educación, a la salud, y a la participación en la vía pública, observaron los autores, por lo que es imperante que los Estados y los demás actores de desarrollo, tomen medidas concretas para reducir y redistribuir la carga del trabajo en el hogar.
Como alternativas señalan el mejoramiento de los servicios públicos y la infraestructura en las zonas más desfavorecidas; invertir en tecnologías de uso doméstico asequibles; proporcionar estrategias de apoyo como servicio de guarderías; e incentivar a los hombres para que tomen un rol más activo en el hogar, señalaron.
Tanto Sepúlveda como Hendra coinciden en que esta distribución desigual del trabajo del hogar es consecuencia de los estereotipos de género que aún persisten en nuestras sociedades; y debe reconocerse que no es natural, es evitable y trae consecuencias negativas para nuestras sociedades.
Reconocieron que avanzar en este tema requiere un cambio cultural a largo plazo; sin embargo, la agenda de desarrollo post- 2015 puede hacer una contribución importante si reconocen el trabajo cuidado como una responsabilidad social y colectiva para reducir la pobreza a nivel mundial.
Concluyeron que en los esfuerzos para lograr el desarrollo equitativo y sostenible “no se puede apartar la mirada de las mujeres en la cocina, junto a la cama de los enfermos, y en el pozo de agua”, por el contrario, enfatizan, el trabajo del cuidado es el “eslabón que falta en los debates sobre empoderamiento, derechos de las mujeres e igualdad de género”.
En México, las mujeres dedican en promedio 21 por ciento de sus vidas a las tareas domésticas, lo que implica un aporte diario de 15 pesos por cada 100 del Producto Interno Bruto (PIB) del país, lo que suma 395 billones de pesos al año.
Además, existen 2 millones 315 mil trabajadores del hogar, (96 por ciento mujeres), sin un contrato que les garantice seguridad social, aguinaldo, fondo de pensiones, vacaciones, descansos fijos o servicios médicos para ellas y sus familias, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
14/AJSE/LGL
El tema del cuidado en los hogares deberá ser prioritario en la agenda post-2015 y reconocido como un tema de derechos humanos ya que ello permitirá reducir la pobreza de las mujeres, señalaron dos expertos en la materia.
En una editorial llamada “Imperativo del Cuidado”, de Onu-Mujeres, Magdalena Sepúlveda Carmona, relatora especial sobre la extrema pobreza y los derechos humanos; y John Hendra, Subsecretario General de las Naciones Unidas, criticaron que el tema del trabajo de cuidado no remunerado en los hogares haya sido ignorado hasta ahora en los debates internacionales para incrementar el índice de desarrollo.
De acuerdo con el texto, en los países donde se logra mayor paridad en el empleo y la educación, existen también índices más altos de desarrollo humano y crecimiento económico, lo que impacta en la reducción de la pobreza y en la salud pública.
El tiempo y el desgaste no remunerado que implican las labores domésticas, el cuidado de las niñas y niños, de las personas adultas mayores y de los enfermos en los hogares, limita la oportunidad de desarrollo para quienes las ejercen, principalmente en las mujeres, denunciaron los expertos.
Por ejemplo, dicen los expertos, en África subsahariana las mujeres y las niñas dedican 40 mil horas al año para acarrear agua, lo que equivale a un año de trabajo de toda la fuerza laboral de Francia; y en América Latina y el Caribe más de la mitad de las mujeres entre 20 y 24 años no buscaron un trabajo fuera del hogar debido a la carga de tareas domésticas.
Sin embargo, aunque las mujeres tengan un trabajo remunerado, continúan siendo las principales responsables de las actividades en el hogar y en la práctica realizan un “segundo turno laboral”, lo que incrementa las posibilidades de que terminen en un trabajo precario e informal, pero con flexibilidad de horarios.
Las niñas también se ven perjudicadas con estas prácticas, pues en algunos casos son obligadas a dejar la escuela para ayudar con las tareas domésticas y el cuidado de los más pequeños u otros miembros de la familia. Sin embargo, sin igualdad de oportunidades educativas, las mujeres se ven impedidas de acceder a empleos que les permitan escapar de la pobreza, señalan Sepúlveda Carmona y Hendra.
Esta condición también afecta el liderazgo de las mujeres, pues la saturación de su tiempo con tareas de cuidado las deja sin oportunidad de acudir a reuniones comunitarias, asambleas, entre otras actividades de participación política.
Para ambos especialistas esta desigualdad representa una limitación para que las mujeres disfruten del derecho al trabajo decente, a la educación, a la salud, y a la participación en la vía pública, observaron los autores, por lo que es imperante que los Estados y los demás actores de desarrollo, tomen medidas concretas para reducir y redistribuir la carga del trabajo en el hogar.
Como alternativas señalan el mejoramiento de los servicios públicos y la infraestructura en las zonas más desfavorecidas; invertir en tecnologías de uso doméstico asequibles; proporcionar estrategias de apoyo como servicio de guarderías; e incentivar a los hombres para que tomen un rol más activo en el hogar, señalaron.
Tanto Sepúlveda como Hendra coinciden en que esta distribución desigual del trabajo del hogar es consecuencia de los estereotipos de género que aún persisten en nuestras sociedades; y debe reconocerse que no es natural, es evitable y trae consecuencias negativas para nuestras sociedades.
Reconocieron que avanzar en este tema requiere un cambio cultural a largo plazo; sin embargo, la agenda de desarrollo post- 2015 puede hacer una contribución importante si reconocen el trabajo cuidado como una responsabilidad social y colectiva para reducir la pobreza a nivel mundial.
Concluyeron que en los esfuerzos para lograr el desarrollo equitativo y sostenible “no se puede apartar la mirada de las mujeres en la cocina, junto a la cama de los enfermos, y en el pozo de agua”, por el contrario, enfatizan, el trabajo del cuidado es el “eslabón que falta en los debates sobre empoderamiento, derechos de las mujeres e igualdad de género”.
En México, las mujeres dedican en promedio 21 por ciento de sus vidas a las tareas domésticas, lo que implica un aporte diario de 15 pesos por cada 100 del Producto Interno Bruto (PIB) del país, lo que suma 395 billones de pesos al año.
Además, existen 2 millones 315 mil trabajadores del hogar, (96 por ciento mujeres), sin un contrato que les garantice seguridad social, aguinaldo, fondo de pensiones, vacaciones, descansos fijos o servicios médicos para ellas y sus familias, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
14/AJSE/LGL
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