Por: Mercedes Llamas
- febrero 10 de 2013 - 0:02 Llamas en sinembargo, LOS ESPECIALISTAS
Parece que estas últimas semanas lanzaron ese mensaje a las mujeres que habitamos este planeta: primero, la niña de nueve años que tuvo un bebé; después, las seis mujeres españolas violadas en Acapulco y todo esto en el marco del Día Mundial contra la Ablación Femenina.
Seguro usted tiene conocimiento del caso de la niña tapatía que con tan sólo ocho años y meses concibió un hijo con su “novio” de 17. Evidentemente por más “consentimiento” que ella tuviera para mantener relaciones con un joven, estamos ante un caso de agresión sexual.
Con este caso, los medios de comunicación nos recordaron que este acontecimiento no es un hecho aislado, tan sólo en el 2011 en México hubo 11,512 niñas de entre 10 y 15 años dieron a luz.
Por otro lado, independientemente de su nacionalidad, el caso de las mujeres españolas quienes se encontraban en un viaje de placer en Acapulco, junto con amigos y parejas, muestra que el Estado mexicano no está siendo capaz de proteger la integridad y la seguridad sexual de las mujeres.
Estos sucesos irónicamente sucedieron días antes del seis de febrero, Día Mundial contra la Ablación Femenina, el cual nos recuerda una vez más que en pleno siglo XXI en países africanos se realizan actos atroces contra las mujeres. La ablación o mutilación genital femenina consiste en alterar los genitales externos de las niñas cuando tienen entre cero y 15 años. A algunas les quitan el clítoris y a otras también les cortan parte de los labios menores. Al año, más de tres millones de niñas sufren de esta práctica sanguinaria y cruel que no trae consigo más que desventajas tanto físicas como psicológicas, ya que como la Organización Mundial de la Salud lo indicó, estos procedimientos no aportan ningún beneficio a la salud de las mujeres y niñas.
Todo esto aunado a la violencia intrafamiliar que sufren miles de mujeres dentro de sus hogares.
¿Qué nos pasa? ¿Qué sucede en este mundo que cada vez protege más legalmente a las mujeres pero que en la práctica se siguen cometiendo actos bestiales e inhumanos contra nosotras? Ante esto podemos notar una vez más que las leyes son necesarias pero que no son la panacea y que se requiere de un cambio social profundo dentro de la sociedad. Requerimos que el control social informal tenga el peso suficiente como para formar conciencias basadas en el respeto hacia el prójimo. Independientemente de la ineficacia del gobierno ante tales hechos, es más necesario que las familias, las escuelas, las iglesias, las comunidades, y en general todas las instituciones no punitivas existentes, logren trabajar en conjunto para que tanto mujeres como hombres podamos gozar de una vida tranquila y con pleno ejercicio de nuestro derechos. @criminologiamex
Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/opinion/10-02-2013/12443.