martes, 29 de noviembre de 2011

Mensaje del Secretario General de la ONU en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer



Nueva York, 25 de noviembre de 2011
La violencia contra las mujeres y las niñas presenta muy diversas formas y afecta a muchas personas en todo el mundo. Incluye la violación, la violencia doméstica, el acoso en el trabajo, los abusos en la escuela, la mutilación genital femenina y la violencia sexual en los conflictos armados. En la mayor parte de los casos, es infligida por hombres. La proliferación de este tipo de violencia, tanto en los países en desarrollo como en los desarrollados, debería escandalizarnos a todos. La violencia, y en muchos casos el mero hecho de amenazar con recurrir a ella, es uno de los mayores obstáculos a la plena igualdad de la mujer.
El derecho de las mujeres y las niñas a vivir sin sufrir violencia es inalienable y fundamental. Está consagrado en el derecho internacional humanitario y las normas internacionales de derechos humanos y es la piedra angular de mi campaña “ÚNETE para poner fin a la violencia contra las mujeres”. Desde su puesta en marcha en 2008, la campaña ha movilizado a los gobiernos, la sociedad civil, el sector privado, figuras del deporte, artistas, mujeres, hombres y jóvenes de todo el mundo. La plataforma de movilización social “Di NO – Únete” ha registrado más de dos millones de actividades en todo el mundo, desde marchas de protesta a campañas de concienciación pública o iniciativas de promoción en el ámbito legislativo en apoyo a las víctimas.
Muchas de estas actividades han recibido apoyo del Fondo Fiduciario de las Naciones Unidas para poner fin a la violencia contra la mujer. Desde su creación hace 15 años, el Fondo ha concedido subvenciones por valor de 77 millones de dólares a 339 iniciativas en 126 países y territorios. Desearíamos el Fondo pudiera hacer más, pero la demanda de apoyo sigue siendo muy superior a los recursos disponibles. Solo este año, el Fondo recibió más de 2.500 solicitudes por un valor total de casi 1.200 millones de dólares. Hago un llamamiento a todos nuestros asociados para que nos ayuden a atender esta enorme necesidad pendiente.
Nos hemos propuesto asegurarnos de que el mensaje de “tolerancia cero” llegue a todos los rincones. Para lograrlo, hemos de implicar a toda la sociedad, y especialmente a los jóvenes. En particular, se ha de alentar a los niños y los jóvenes a ser los impulsores del cambio que necesitamos. Hemos de promover modelos de masculinidad saludables. Siguen siendo demasiados los jóvenes que crecen rodeados de estereotipos masculinos desfasados. Con solo hablar con sus amigos y compañeros sobre la violencia contra las mujeres y las niñas, y poner de su parte para acabar con ella, pueden contribuir a desterrar un comportamiento arraigado desde hace generaciones.
En este Día Internacional, insto a los gobiernos y asociados en todo el mundo a que aprovechen la energía, las ideas y el dinamismo de los jóvenes para ayudarnos a poner fin a esta pandemia de violencia. Solo entonces viviremos en un mundo más justo, pacífico y equitativo.
Ban Ki-moon