Nueva York, 25 de noviembre de 2011
La
violencia contra las mujeres y las niñas presenta muy diversas formas y
afecta a muchas personas en todo el mundo. Incluye la violación, la
violencia doméstica, el acoso en el trabajo, los abusos en la escuela,
la mutilación genital femenina y la violencia sexual en los conflictos
armados. En la mayor parte de los casos, es infligida por hombres. La
proliferación de este tipo de violencia, tanto en los países en
desarrollo como en los desarrollados, debería escandalizarnos a todos.
La violencia, y en muchos casos el mero hecho de amenazar con recurrir a
ella, es uno de los mayores obstáculos a la plena igualdad de la mujer.
El
derecho de las mujeres y las niñas a vivir sin sufrir violencia es
inalienable y fundamental. Está consagrado en el derecho internacional
humanitario y las normas internacionales de derechos humanos y es la
piedra angular de mi campaña “ÚNETE para poner fin a la violencia contra
las mujeres”. Desde su puesta en marcha en 2008, la campaña ha
movilizado a los gobiernos, la sociedad civil, el sector privado,
figuras del deporte, artistas, mujeres, hombres y jóvenes de todo el
mundo. La plataforma de movilización social “Di NO – Únete” ha
registrado más de dos millones de actividades en todo el mundo, desde
marchas de protesta a campañas de concienciación pública o iniciativas
de promoción en el ámbito legislativo en apoyo a las víctimas.
Muchas
de estas actividades han recibido apoyo del Fondo Fiduciario de las
Naciones Unidas para poner fin a la violencia contra la mujer. Desde su
creación hace 15 años, el Fondo ha concedido subvenciones por valor de
77 millones de dólares a 339 iniciativas en 126 países y territorios.
Desearíamos el Fondo pudiera hacer más, pero la demanda de apoyo sigue
siendo muy superior a los recursos disponibles. Solo este año, el Fondo
recibió más de 2.500 solicitudes por un valor total de casi 1.200
millones de dólares. Hago un llamamiento a todos nuestros asociados para
que nos ayuden a atender esta enorme necesidad pendiente.
Nos
hemos propuesto asegurarnos de que el mensaje de “tolerancia cero”
llegue a todos los rincones. Para lograrlo, hemos de implicar a toda la
sociedad, y especialmente a los jóvenes. En particular, se ha de alentar
a los niños y los jóvenes a ser los impulsores del cambio que
necesitamos. Hemos de promover modelos de masculinidad saludables.
Siguen siendo demasiados los jóvenes que crecen rodeados de estereotipos
masculinos desfasados. Con solo hablar con sus amigos y compañeros
sobre la violencia contra las mujeres y las niñas, y poner de su parte
para acabar con ella, pueden contribuir a desterrar un comportamiento
arraigado desde hace generaciones.
En
este Día Internacional, insto a los gobiernos y asociados en todo el
mundo a que aprovechen la energía, las ideas y el dinamismo de los
jóvenes para ayudarnos a poner fin a esta pandemia de violencia. Solo
entonces viviremos en un mundo más justo, pacífico y equitativo.
Ban Ki-moon