martes, 7 de diciembre de 2010

Campaña Regional por una Maternidad Libre y Voluntaria ;Testimonio


Delfina López, indígena Amuzga, promotora comunitaria

También las promotoras de salud enfrentan malos tratos en hospitales


Por Sandra Torres Pastrana, enviada

Ometepec, Gro. 6 dic 10 (CIMAC).- “Las mujeres con las que trabajo son muy pobres y casi no hablan español por esa razón yo les ayudo para que puedan ir al hospital y les puedan atender su embarazo”, relata Delfina López, indígena Amuzga, promotora comunitaria de salud de Kinal Antzetik en la comunidad Los Lirios, municipio de Xochistlahuaca, Guerrero,

“Delhi”, como la llaman sus compañeras de Kinal, dice que en su comunidad hay 12 mujeres embarazadas, que en su mayoría serán atendidas en el hospital y como 3 ó 4 mujeres irán con una partera.

Expresa que estas últimas mujeres le preocupan porque cree que las parteras de su comunidad no están capacitadas para dar atención. Recuerda que hace un año una señora tuvo su bebé en casa con partera, pero “la bebé nació enferma de la sangre y la partera solo le dijo que cortara hojas de limón y que la bañara”.

Como seguía mal, la señora llevó a su bebita al Centro de Salud, pero sólo le dieron su pase para el hospital de Ometepec, después fue a mi casa para pedirme la acompañara pero me di cuenta que su pase tenía como tres semanas que se lo habían dado, yo le dije, que porque no había ido rápido a Ometepec para que atendieran a su hija, pero me dijo que no tenía dinero.

Ese mismo día la acompañé al hospital, llegamos y atendieron a la niña, le pusieron suero, pero la niña se murió, el doctor nos explicó que necesitaba sangre y pudo haberse salvado si hubiera sido atendida a tiempo.

Al respecto reflexiona Delfi, yo no llevo pacientes al Centro de Salud de mi comunidad, pues no hay los materiales necesarios para que se atienda bien y menos a una mujer de parto, por esa razón la doctora de mi pueblo siempre nos manda hasta los hospitales de Xochistlahuaca o hasta Ometepec.

El problema no es que las manden a los hospitales por falta de los materiales necesarios para atender a los pacientes, sino como nos cuenta Delfina tienen que viajar 3 horas y media en carro, el costo del viaje especial o por la noche es de 700 pesos, que es muy caro para la gente que son muy pobres.

Aunque dice que hay forma de recuperar el dinero que se gasta cuando hay urgencia por llevar a una mujer embarazada al hospital, Delfina señala que hay que hacer gestiones con la jurisdicción de salud de Ometepec,  pero denuncia, “hablo, entrego documento, pero luego ellos no nos creen que tuvimos que pagar ese dinero, para llevar a una mujer al hospital”.

También tienen que enfrentar la mala atención, “cuando llegamos al hospital muchas veces el doctor solo checa a la mujer y casi siempre les dicen que se salgan y que caminen que todavía les falta y ya no las dejan entrar”.

“En el hospital, el personal de seguridad se porta grosero y nos regañan, eso sucede mucho más cuando las mujeres van solas, pues no saben hablar español y cuando yo las acompaño para poder hablar por ellas con el doctor, el personal no me deja entrar”.

Delfina expone el caso de Albertina Montealban, “se acercó a mi para que la ayudara a ir al hospital, ya que ella le dura su menstruación 15 días y moja toda la ropa, lamentablemente yo no tengo dinero para traerla al hospital porque el apoyo que se nos da es solo para mujeres embarazadas”.

Ella me dijo que me pagaba mi pasaje pero que la ayudara para que le hicieran un ultrasonido, yo hablé con la doctora del Centro de Salud en mi pueblo para que nos diera un pase para venir al hospital, logré que me entendiera y me lo dio.

En el hospital de Ometepec nos atendieron en urgencias pero el doctor nos dijo que ella no estaba grave que no la iban atender, que sacáramos cita con otro doctor, el cual ese día no iba a trabajar o ya se había ido, tuvimos que ir a un lado a otro para ver quién nos podía ayudar.

Después, una enfermera nos apuntó en una libreta y nos dio una cita dentro de un mes, me dio mucha tristeza porque la señora sólo gastó y no la atendió nadie en el hospital, ni siquiera le dieron medicamentos. Lo bueno fue que encontré a una persona conocida y me ayudó para que la atendiera el doctor, le dieron un papel para que se hiciera el ultrasonido.

“Fue gracias a mi conocida en el hospital, que le hicieron el ultrasonido y le mandaron medicamento, pero yo me pongo triste, porque todo ese tiempo que pasé pidiendo y pidiendo y me decían que no y que no, se siente feo”.