Informador Redacción / GATS/El Informador/07-03-10
“Seguimos viviendo en una sociedad machista”, es la respuesta inmediata de la presidenta de la Asociación de Mujeres Empresarias Líderes, Silvia Aguayo Castillo, al cuestionamiento sobre la situación que enfrentan las mujeres jaliscienses en el área laboral. Los sueldos son desiguales en comparación con los de los hombres, aunque las actividades sean las mismas.
Si bien, con el paso de los años, se han abierto espacios laborales anteriormente impensables para una mujer, todavía queda mucho camino por recorrer. La apertura, sólo en algunas áreas, se debe exclusivamente a que las mujeres demuestran su capacidad y no a que los hombres “pongan de su parte”.
Actualmente hay mujeres que ocupan cargos públicos o puestos altos en el nivel ejecutivo, “pero este segmento es minoría”.
El diálogo con Aguayo Castillo conduce a otra reflexión: “¿Qué pasa con las mujeres que se ven obligadas a trabajar, a dejar a su familia sólo con el fin de mejorar la condición económica, o simplemente, para tener qué comer?”.
El año anterior fue decisivo en el comportamiento de la población frente a la situación de crisis económica, que mermó considerablemente las opciones de empleo. Para las féminas, la alternativa fue “lanzarse solas al ruedo” y convertirse en empresarias.
“Ésas son las verdaderas mujeres empresarias: las que salieron de la nada y ahora son casos de éxito”, apunta Silvia Aguayo.
Mujeres líderes
En la asociación que preside, cuentan con alrededor de mil 200 socias en Jalisco y como resultado de la experiencia de trabajo, determina que “existen dos factores que llevan a una mujer a convertirse en empresaria: por crecimiento personal o por necesidad económica”. Hasta hace un par de décadas, el primer factor era el dominante, pero ahora se invirtieron los papeles, sobre todo el año pasado, “cuando el desempleo se incrementó y los recortes de personal en las empresas fueron el común denominador”.
Los rangos de edad en los que se encuentra la mayoría de las agremiadas van de las jóvenes recién egresadas hasta de 40 años hacia arriba, pero la coincidencia en los dos extremos es la falta de espacios en las empresas.
“Por un lado, quienes terminan sus estudios ya cargan con esa ‘factura’ que deben pagar: la falta de experiencia; mientas que las mujeres que superan los 40 años de edad se enfrentan con la realidad de que ya no son laboralmente atractivas para las empresas, pues consideran que su productividad no es la misma.
“Ambas afirmaciones son incorrectas, porque las egresadas tiene un cúmulo de conocimientos por demostrar; y en el otro extremo, quienes llegan a las cuatro décadas cuentan con la experiencia y la madurez para aportar ideas que ayuden a las compañías a tener mejores resultados”.
Ante la falta de oportunidades, el camino es sólo uno: autoemplearse, lo que llevó a que se incrementara el número de emprendedoras y con ello la cantidad de miembros en la asociación, detalla Silvia Aguayo.
El aumento en la afiliación también se debió a que los sueldos no aumentaron en proporción a la caída del poder adquisitivo. Así, quienes pretendían elevar sus ingresos buscaron la forma de abrir su propia empresa. Esta elección se observó principalmente en las empleadas del sector público, y pone como ejemplo el caso de una mujer que, buscando más ingresos económicos, obtuvo financiamiento y abrió una estancia infantil.
“Precisamente el tema del acceso a créditos es un área en la que se trabaja en la asociación de mujeres, pues luego de toparse con una serie de obstáculos en su vida como empleadas —por las trabas que ponen los hombres—, al iniciar su trayectoria como empresarias no cuentan con el apoyo suficiente para consolidar su proyecto. En ese sentido, la asociación busca obtener recursos de fondos federales, pues aunque en Jalisco existen dependencias crediticias como el Fondo Jalisco de Fomento Empresarial (Fojal), los plazos para
obtenerlos son más largos, además de que la Federación fondea con menores tasas de interés”.
La unión entre mujeres en asociaciones se ha convertido en la opción para, en bloque, luchar por sus intereses y mejorar las condiciones de vida. “Entre nosotras buscamos apoyarnos, salir adelante. Hay historias conmovedoras de personas que salieron de la nada”.
La asociación actualmente pretende apoyar a las mujeres artesanas exportando sus productos, se trata de mercancía de alta calidad que puede conquistar nuevos mercados